Hace quince años que se construyó el pozo que se encarga de enviar el agua a la depuradora de Navalmoral y, desde entonces, no había sido necesario limpiar el lecho del río Tiétar.

Pero ahora el fango y el limo impiden que el agua se filtre correctamente a través de la arena, con lo que los drenes, que son 10 tubos sumergidos a cinco metros de profundidad en el río y que miden 30 metros, no pueden aspirar el agua correctamente y conducirla hasta los motores de captación, que están en el pozo. Para proceder a estas labores, se ha necesitado la ayuda de 3 máquinas giratorias de cadenas que se han trasladado en góndolas, es decir, camiones especiales para el transporte de retroescavadoras, porque por la carretera no pueden circular. Han sustraído un metro de arena, en un radio de 30 metros alrededor del pozo, concretamente equivale a la longitud de los drenes en el puente de Cuaternos.

El Tiétar cuenta con una pequeña presa cosntruída con arena para conducir el agua hasta el pozo, con el objetivo de retenerla y subir su nivel metro y medio, ya que el natural del Tiétar es escaso. Si se consigue que el agua tenga más altura, el peso de la misma provoca una mayor presión sobre la arena del río, con lo que se filtra mejor el agua por la tierra y los motores pueden captarla fácilmente.

Para proceder a la limpeza del fondo, se ha destruído una parte de la presa en el margen derecho para desviar el cauce del río hacia la izquierda, que es donde se ubica el pozo. Para retener el agua en los treinta metros de radio de los drenes se ha tenido que cerrar provisionalmente ese espacio, que luego deberá ser destruído, para que el cauce del río vuelva a su curso habitual. Normalmente la presa se tiene que volver a construir por la acción de las lluvias; este año sólo será necesario rehacerla.