Esta localidad ocupa un lugar privilegiado en la Alta Extremadura, concretamente en el centro del valle del Alagón, en un terreno llano, ideal para el cultivo, por lo que casi el 100% de las tierras que rodean el municipio son fértiles.

Una definición de Riolobos, breve descripción de la zona, la hacen Virtudes Fernández, Maite Arroyo y Esther Gómez: "Estas tierras de Alagón y Arrago, limosas y llanas como un ancho atanor alquímico, van respondiendo al paso del tiempo y de las estaciones: el pardo de la expectación; el verdor uniforme que estalla; los virajes dorados; la sombra constante, clara o densa, del olivar o el encinar disperso; la jara, como última seña de identidad. Es un espacio para el vuelo lento de las rapaces. El matorral mediterráneo con rodales de encinas y olivos, pastizales y cereal, alterna con las vegas del Aluvión. Pardocalizas, rojas, amarillentas, donde prospera el maíz, el algodón, el tabaco y las hortalizas. El viento silba en los secaderos, entreabiertos al oreo y a la luz".

Riolobos es una localidad que apenas conserva restos de su arquitectura popular, pues el paso de los años ha sustituido las viejas casas por otras más cómodas y menos típicas. De las que quedan, se puede observar el exterior, fachadas con rejas y balcones. La más destacada es la casa Grande, situada en la plaza de los Toros o plaza Mayor.

De su patrimonio religioso destaca la iglesia de Santa Catalina, del siglo XVI, un edificio de mampostería en el que se distinguen sus dos etapas y que ha sufrido varias reformas a lo largo de la historia. Otro elemento destacable es la lápida sepulcral romana, ubicada en uno de los ábsides del templo de Santa Catalina.

LA HUELLA ROMANA

También hay más restos romanos como parte de la calzada que formó el camino de la Vía de la Plata, y que salva el arroyo Riolobos con el puente. Otros han sido hallados en la dehesa local, donde se alzaba el puente sobre el río Zanganea o Riolobos, del que tomó el nombre el pueblo, que también formaba parte de la calzada romana. Era de piedra y hoy sólo se conservan los pilares.

Fuera del pueblo está la ermita de la Virgen de la Argamasa, antiguamente situada al lado del río, de ahí el origen de su nombre. Fue construida allí porque cuenta la leyenda que la imagen de la Virgen, que se encontró en el río Alagón, quedó anegada por las aguas y no se reconstruyó hasta principios del siglo pasado y vuelta a reparar en 1990.

Riolobos ofrece algunas zonas de recreo al aire libre, como son sus dos parques, donde existe un jardín botánico con gran número de árboles de diversas especies autóctonas y un estanque situado justo en la mitad del mismo.