TEtn el capítulo anterior íbamos Camino de Yuste y nos habíamos detenido en el paisaje que Unamuno nos pintaba de las calles de Jaraíz. Haremos caso a las palabras de Nicolás Ortega Cantero cuando dice que el paisaje en Unamuno "se entiende estrechamente ligado a quienes lo habitan, a su modo de ser y actuar, a sus formas de pensar y de sentir, a su historia y a la identidad colectiva fraguada en ella". En ese sentido, nos deja Don Miguel algunos párrafos, como siempre, donde todo es grano y lo difícil es sacar esencia de la esencia.
A propósito de la política municipal, dice: "No se celebran elecciones municipales, sino que reuniéndose los ex alcaldes, sortean, de un número de vecinos de cada clase social, el alcalde y dos tenientes de alcalde, que a su vez nombran los concejales. Y como es una carga, una verdadera carga, nadie lo busca, pero nadie la puede rehusar". En cuanto al modo de vida, las aspiraciones de la gente y su sentir político, constata: "...los más de los que trabajan el campo son o pequeños propietarios o aparceros. A éstos el dueño de la tierra les presta ésta y las semillas y abonos y aperos y el capital previo que necesitan, y parten luego por mitades el fruto. Y como el aparcero aspira a ahorrar para comprarse una pequeña propiedad, un pegujal, y el pegujalero aspira a ensanchar el suyo, de aquí el profundo sentir antisocialista de esa gente".
Conviene leer el texto anterior teniendo presente que Unamuno lo escribe bajo la mirada de sus principios socialistas. Podríamos añadir algún párrafo donde intuye irreconciliable el instinto de propiedad de los campesinos con las ideas comunistas... pero sería harina de otro costal. También hace un par de referencias a la riqueza jaraiceña. Una: "siendo un municipio pobre jamás se entrampa, porque el vecindario no es pobre y anticipa a aquel cuanto necesite. En estos años se han enriquecido bastante con la venta del pimentón". Dos: parte a caballo para Yuste y señala que "en el carnaval callejero de Jaraíz se conocía que el dinero no escasea por allí".
