Conocida en el pasado con el nombre de San Juan de Máscoras, Santibáñez el Alto presume de conservar la mayor fortificación de toda la sierra de Gata. El castillo, de origen musulmán, y el urbanismo de su villa convierten a este municipio en uno de los lugares de obligada visita en la comarca.

La fortaleza, casi en su totalidad, encierra a la localidad y se organiza en tres partes constructivas y, por tanto, también en tres etapas cronológicas. La más primitiva corresponde a los siglos IX y X, destacando el alcázar, de origen musulmán, aunque hoy en día está casi destruido. Aquí se disponían las instalaciones militares y residenciales además de un amplio patio y una torre, aún conservados.

Adyacente a este primer emplazamiento, se sitúa la llamada puerta de la Traición, y la esplendorosa torre del Homenaje, de la que restan dos paredones, aunque por las cimentaciones se deduce que tendría planta cuadrada y estructura prismática.

Durante los siglos XI, XII y XIII al castillo se le añadieron otros edificios, sobre todo en el XIII, coincidiendo con la época en la que la orden de Alcántara se preocupó en reforzar adecuadamente el bastión. También fue objeto de varias rehabilitaciones, principalmente en los siglos XVI y XVII y se sabe que el arquitecto Pedro de Ybarra, maestro mayor de la orden de Alcántara y de la diócesis de Coria, realizó diversos proyectos que encargaron al cantero Juan Moreno (la torre albarrana) y a Simón López (la barbacana y el recinto principal).

IMPORTANTE PARA GATA

El castillo y su imponente presencia y el urbanismo general de la villa confieren a Santibáñez el Alto una importancia especial dentro de la historia de sierra de Gata. Su trazado se presenta de manera irregular y un tanto caótico, debido fundamentalmente a la complicada orografía del terreno: aparecen viviendas levantadas sobre el granito y escaleras dispuestas en la propia roca. El Rollo jurisdiccional o Picota, que se asienta sobre tres peldaños y una columna de granito, está rematada por una cruz y edificada a principios del siglo XVI.

Resaltar, igualmente, su peculiar e irregular plaza de toros, que se hizo aprovechando el muro oriental de la barbacana.

Su patrimonio religioso lo encabeza la parroquia de San Pedro, ubicada en las inmediaciones del castillo, la cual presenta una curiosa torre-fachada muy similar a las de Valverde del Fresno, Hernán Pérez y Cadalso, rematada por una espadaña granítica. Llama la atención la sacristía, que antes sirvió como capilla de nobles, que deleita con un excelente frontal de azulejos de Talavera de la Reina y una hermosa bóveda de crucería estrellada.