La localidad, puerta de la comarca de la Vera, si se viene de Plasencia, está dedicada a labores agrícolas y ganaderas, ofrece una variada oferta de artesanía que abarca desde los trabajos de madera y corcho, hasta la fabricación de tambores, pasando por la elaboración tradicional en horno de leña de pan y dulces veratos, entre los que sobresalen las típicas perrunillas.

Su historia se inicia con la presencia romana, como muestran los restos de la dehesa boyal, existen noticias del señorío de Tejeda durante los tiempos medievales, la localidad, en la época de Juan II, perteneció a la familia Monroy. El 28 de abril de 1656 Felipe IV vendió la villa a la condesa de la Roca y Sierrabrava, Catalina Antonia de Sierra Tovar.

Como casi todos los pueblos de la provincia, ha tenido el símbolo de su independencia, el rollo, que en la actualidad ha desaparecido. No obstante, en las afueras, junto a la ermita de los Mártires, aún se conserva un interesante crucero de cantería una columna jónica, rematada por un crucificado y elevada sobre cuatro gradas, que, al parecer, procede de los comienzos del siglo XVII.

En Tejeda de Tiétar, destacan sus edificios religiosos, como la ermita del Santísimo Cristo, la ermita de San Sebastián, ambas del siglo XVII, y la iglesia de San Miguel construida en el siglo XVI y de la cual merece especial atención, la imagen de la Virgen de la Torre del siglo XIII, que antaño poseyó su propia ermita.

MONUMENTO HISTORICO

La iglesia San Miguel es monumento histórico artístico, alberga un bello retablo mayor renacentista. En la fachada sur del templo existe una vara votiva romana bautizada popularmente como La muerte pelona , dedicada a las deidades de la Vegetación; se las debió festejar de una manera muy particular sin que faltara la danza. Y un danzante es precisamente el que se halla retratado en el vara votiva de Tejeda, danzante que ejecutaría su arte en honor a las diosas; hay además, en su cara norte, una deidad del siglo VIII antes de Cristo.

Tejeda de Tiétar es típica por la blancura de su caserío, y los colores más vivos que el resto de los pueblos serranos que la rodean, ya que los elementos de su arquitectura local se diferencian de los característicos de la arquitectura verata. En sus alrededores se puede visitar la dehesa boyal, donde existen restos de un poblado romano y que es toda una representación viva del bosque mediterráneo, una visita que se puede completar paseando por la Garganta de Tejeda.

En esta localidad el nacimiento de algunos establecimientos rurales da una idea del potencial turístico de la comarca, uno de los principales recursos económicos.