Toda esta tierra, su término municipal, es una llanura asentada en parte de la meseta trujillano-cacereña, tan sólo accidentada por pequeñas colinas, muy cercana a Las Villuercas y la Sierra de Santa Cruz. Son llanos denominados tiesas , lo que podría explicar que a Torrecillas le añadiesen este peculiar apellido sus antiguos lugareños. Además, la localidad está situada en una llanura y un cerro.

Fue un pueblo realengo, con sólo un alcalde y dos regidores, cuya elección se hacía y aprobaba de unos a otros, quedando los que acababan como jurados del ayuntamiento para el año siguiente. El escribano era nombrado en el Monasterio de Guadalupe y tenía una comisión de 100 ducados. El alcalde carecía de estas compensaciones. Los vecinos se ocupaban de las labores del campo y el pastoreo.

No están claros los orígenes de este pueblo. La anotación más antigua figura en su archivo parroquial, en el primer libro de bautizos, que corresponde al 7 de noviembre de 1594. Se supone, pues, que sus inicios corresponden a tiempos de los Reyes Católicos. Pero hay restos que demuestran la presencia de algunos pobladores mucho antes de esta fecha. A unos ocho kilómetros existe un castro ibérico denominado Tercio de la Atalaya Saliente, o de La Coraja, donde quedan varios yacimientos y restos de una antigua fortificación celta y de un poblado.

Su historia y la cercanía de Trujillo le ha dejado el recuerdo de alguno de los hermanos Pizarro, de la rama principal de esta familia, que fue señor de la villa y que terminó en litigio con el pueblo por la propiedad de las tierras, hasta que Torrecillas de la Tiesa recibió el titulo de villa.

LA TRASHUMANCIA

Su término está atravesado por una de las rutas importantes de la trashumancia, desde Mérida y Trujillo hacia Castilla. Muestra de su independencia como villa es el rollo jurisdiccional, donde, según cuentan, ahorcaban a los condenados. En Torrecillas hay dos plazas: la del Rollo y la Mayor.

En cuanto al patrimonio, puede admirarse una antiquísima imagen de la Virgen de los Remedios, llamada Nuestra Señora de Las Tres Manos, porque, como dice su nombre, tiene tres manos para poder otorgar más favores.

Como dato curioso e histórico, cabe señalar que eran naturales del municipio los hermanos Cuesta, uno de los cuales, Feliciano, fue jefe de guerrilleros durante la Guerra de la Independencia. Al invadir los franceses España, los cuatro hermanos se lanzaron contra ellos pese a que uno, Antonio, sólo tenía diez años.

En cuanto a sus recursos naturales, la zona es un paraíso para muchas aves, sobre todo en otoño. Allí se cría la Avutarda.