THtay algo más entrañable, más dentro de nosotros mismos y de nuestra forma de pensar que la lengua materna?. Es ineludible la importancia de la mujer en la transmisión de cultura, de tradiciones y de valores. Quien ahonde en el estudio de la cultura rural se dará cuenta que la mujer ha jugado y juega un papel fundamental, desde siempre, tanto en la transmisión como en la conservación de canciones, cuentos, costumbres, habla, arte culinario, leyendas- en definitiva, nuestra forma de ser.

Retrocedamos varias décadas en el mundo rural. Comprobaremos que los hombres usualmente se dedicaban al trabajo, muchas veces solitario, con el ganado o el campo. Mientras, las mujeres tejían toda la red social, no solo dentro de su familia, sino con toda la comunidad, conexionándola, sin existir un límite claro del trabajo interno, dentro de la casa, y el externo, puertas a fuera. El 8 de marzo se celebra el Día de la Mujer Trabajadora. Pero como comentaba una amiga mía ¿hay alguna mujer que no sea trabajadora? Sí, el trabajo de una mujer habitualmente se extiende a las 24 horas del día, un trabajo callado, silencioso y pocas veces valorado en toda su magnitud.

Desde la Casa de Extremadura en Coslada hemos querido hacer un homenaje a la mujer en el mundo rural de nuestros pueblos con la puesta en escena del teatro "Soy mujer, soy tierra" de Elisa Herrero Uceda, basada en un relato del libro Mamaeña, relatos extremeños . Con esta iniciativa queremos poner en valor el trabajo y la personalidad, a veces callada, a veces olvidada, de la mujer en el mundo rural. Un mundo al que le debemos mucho y que, como el papel de la mujer, también sufre del olvido. La tierra, a través de una viña, dará la fuerza a la protagonista de esta obra, donde se fundirá con su personalidad convirtiéndola en fuerza vital. No es casualidad que las palabras naturaleza, vida y tierra sean femeninas. Más aún, son maternales como la Madre Tierra donde se hunden las raíces de todas nuestras tradiciones y cultura.