Este gran cantautor, ha publicado este último disco, ´Regalo´, después de haber obtenido un Grammy recientemente. Lo presentará el próximo viernes 4 de septiembre en Trujillo, a partir de las diez y media en el Patio de armas del castillo. Un marco incomparable para representar sus reflexiones sobre la existencia y sobre lo efímero. Una oda a la emoción que todo desafío sentimental implica, sabiendo que al triste desamor siempre le sopla un nuevo aliento. En este último disco ha querido aliñar los ritmos cubanos con jazz.

Pablo Milanés nació en la ciudad cubana de Bayamo, en el febrero caribeño de 1943. Un cuento cubano narra la historia del Mascapiedras que cantaba en voz baja y ronca por las calles, dicen también que cogía las piedras del suelo y las trituraba en la boca hasta que parecían harina. Eso es lo que hace el gran Pablo, mastica las verdades para expresarlas con un tono cercano y sencillo.

Según Elsida González, quien fue directora de la discográfica Egrem, a lo largo de su trayectoria profesional, Pablo Milanés, ha pasado por varias etapas. Tuvo la necesidad de declarar sus principios en canciones como ´La vida no vale nada´ y también de denunciar las injusticias sociales, como los efectos devastadores del napalm en el cuerpo de un niño que llora a su suerte. Pero entre tanta tristeza, Milanés siempre ha tenido un gran hueco para cantar al amor. Ha puesto letras mayúsculas al sentimiento. Canciones como Yolanda, han recorrido todas las emisoras, y curiosamente, según la homenajeada, la primera vez que Pablo se la cantó apenas pudo escucharla ni concentrarse porque estaba amamantando a la hija de ambos, recién nacida. Fue al llegar al dormitorio cuando descubrió la belleza de la sencillez, y los códigos ocultos, que sólo ellos conocen.

Pablo Milanés se expande durante sus conciertos, salpicando los pensamientos de todos los asistentes. Esa es su mayor grandeza, en el escenario se hace cómplice de su público, no mesías. En fin, Pablo, regalará su voz.