La iglesia de San Martín de Trujillo acoge desde ayer la tabla flamenca del siglo XV que fue sustraída en el año 1985 y que ahora ha recuperado la Brigada del Patrimonio Histórico de la Policía Nacional. Tras 23 años desaparecida, la pintura ha regresado al templo trujillano en un acto que se celebró ayer con la presencia de las autoridades policiales, civiles y religiosas de la localidad. El óleo fue localizado el pasado mes de noviembre en la capital de España, en el marco de la Feria de Arte y Antigüedades (Feriarte), y según informaron ayer desde la brigada policial, en las dos últimas décadas ha pasado de mano en mano y ha formado parte de una colección particular hasta que fue descubierta en el certamen.

La investigación aún está abierta. Aunque la tabla pictórica se puede visitar en la iglesia de San Martín "todavía está en depósito porque sigue aún el proceso judicial", apuntó José Antonio Ramos, cronista oficial de Trujillo. Antes de llegar a Feriarte, la obra estuvo en una tienda de antigüedades de Zamora. Su responsable la había adquirido a un particular que al parecer la había comprado en el Rastro de Madrid. En una revisión del catálogo de las obras de arte expuestas en la feria de antigüedades madrileña, la policía se percató de que esta obra coincidía con la fotografía que les había enviado el párroco de la ciudad hace más de 20 años.

Aparte del óleo flamenco, los ladrones también se llevaron otros objetos de valor, aunque algunos de ellos se pudieron recuperar algunos días después del robo, como es el caso de tres copones y cálices, según indicó el párroco, Francisco García. Asimismo, el inspector jefe, Antonio Tenorio, recordó que entonces, cuando se recuperó este material, los autores fueron detenidos y juzgados por la Audiencia Provincial de Cáceres, pero sin averiguar nada sobre el paradero de la tabla.

El cronista oficial también puntualizó que aún no se han recuperado otros objetos eclesiásticos como un "cáliz neogótico de principios del siglo XX, dos ángeles --un San Miguel y un San Rafael-- y una tabla de Tolentino", señaló Ramos. Los dos cacos entraron en la iglesia cuando el párroco de entonces, Don Ramón, estaba celebrando misa. Los ladrones se quedaron en el interior y se llevaron el botín gracias a una furgoneta que tenían aparcada en la parte trasera de la iglesia. Sobre la obra flamenca del siglo XV, el sacerdote manifestó que se cree que era un tríptico "al que le han quitado las tablas laterales" y lo que se conserva es la escena central. El autor del Llanto sobre Cristo muerto es desconocido, aunque se cree que pudo ser un pintor de la escuela de Van Der Weyden. "Es un modo compositivo muy parecido a La Piedad, aunque no podemos decir que sea de él", manifestó Ramos.

La escena representa a un Cristo muerto, con la Virgen María y San Juan a cada uno de los lados en un esquema compositivo piramidal. La cruz en Tau significa la salvación y suele aparecer "en representaciones de obras de países nórdicos", según Ramos. La pintura también destaca por su calidad artística, color y luz.

Las autoridades eclesiásticas y civiles expresaron su agradecimiento y satisfacción a la Policía Judicial, ya que en Trujillo sólo se conservaba esta obra de finales del siglo XV en cuanto a pintura. Aparte del retablo completo de la iglesia de San Martín, de Fernando Gallego, "esta era la única tabla de la baja edad media".

MEDIDAS DE SEGURIDAD A pesar del robo que se produjo en la iglesia de San Martín en 1985, no se implantaron medidas de seguridad en los templos de Trujillo. De hecho, no fue hasta el año 1998 cuando se comenzó a vigilar el patrimonio histórico y religioso a raíz de la puesta en marcha del Plan de Dinamización Turística. En la actualidad, la iglesia está abierta al público durante todo el día y los turistas pueden acceder al edificio. Por ello, una persona vigila durante todo el día el interior de la parroquia y se encarga de cobrar la entrada a los visitantes. Asimismo, la sacristía cuenta con una cámara de videovigilancia.

El importante hallazgo se desveló hace unas semanas, aunque las autoridades judiciales y religiosas lo han mantenido en secreto hasta que se ha averiguado que se trataba de la misma obra robada en Trujillo. Además, se habían extremado las medidas de seguridad para intentar localizar los otros cuadros.