El Juzgado de lo Penal de Plasencia ha condenado a distintas penas de cárcel a los integrantes de una banda de furtivos que ofrecían la caza ilegal de cabras montesas, osos y lobos y que fueron detenidos por la Guardia Civil en el 2007 dentro de la denominada Operación Chupete . Tres de los miembros de la banda, vecinos de Candeleda (Avila), fueron juzgados en septiembre del pasado año. Junto a ellos, otros tres hombres procedentes de Málaga que participaron como clientes en una cacería ilegal organizada en la Reserva Natural de la Garganta de los Infiernos, en la provincia de Cáceres, y que cobraban de manera clandestina varios machos de cabra montés.

Ecologistas en Acción, según recoge Efe, se ha personado como acusación popular y sus representantes concretaron que el Juzgado de lo Penal ha condenado a nueve meses de prisión y una multa de 3.000 euros a uno de los integrantes de la banda y a seis meses de prisión y a multas idénticas al resto. La sentencia también los inhabilita para portar armas y para realizar actividades de caza por un tiempo de tres años y nueve meses.

Por otro lado, la titular del Juzgado de lo Penal ha condenado a los tres clientes procedentes de Málaga por los mismos hechos de caza furtiva, con las agravantes de precio y partida ilegal de caza, a una multa de 3.600 euros y a la inhabilitación para el ejercicio de la caza de tres años y nueve meses. De igual forma, los condenados tendrán que indemnizar a la Junta de Extremadura por la cantidad del precio de las piezas que es de 43.222 euros, más los intereses.

Asimismo, y a petición de Ecologistas en Acción, la sentencia determina la incautación de todos los instrumentos que sirvieron para la comisión del delito, como el arma y sus complementos -radios, móviles, vehículos, restos de especies protegidas y 3.000 euros en metálico que les fueron retirados tras los registros-. La práctica criminal consistía en acercar a los clientes y facilitarles el arma de precisión con silenciador y mira telescópica en el momento de la localización de las piezas y hacerles llegar los restos naturalizados (disecados) un mes después. Actuaban especialmente en la Sierra de Gredos y también en Toledo, Madrid, Asturias y Murcia.