Un año más los casareños cumplieron con una de sus tradiciones más arraigadas: ir, el 8 de febrero, a la romería de San Blas, pese a que la festividad del santo es el día 3, fecha en la que se venden, en los soportales de la plaza, los cordones y roscas bendecidas. Como dato original apuntar que los padrinos regalan a sus ahijados el pan y el cordón que el menor anudará a su cuello para prevenir los males de garganta. Este rito se realiza hasta que el ahijado se casa.

En cuanto a la romería, tiene lugar en la ermita de San Benito y San Blas hasta la que llegan los romeros a pie o a caballo tras recorrer 6 kilómetros, aunque ahora la costumbre de hacer paradas, en las que los amigos comen y beben. El ambiente religioso se mezcla así con el festivo. Una vez en el templo, se oficia una misa, hay procesión, y comienza la otra fiesta, la que se monta en torno a los bares.