El poder de las nuevas tecnologías es ilimitado y para algunos hasta hace milagros. Así lo ha comprobado María que, a sus 96 años, ha podido experimentar la grandiosidad del mundo de internet, algo que hasta hace poco parecía asignado solo para los jóvenes.

Esta anciana que reside en el centro de mayores del pueblo cacereño de Talaván ha tenido la oportunidad de ver cumplido su sueño y de viajar hasta Australia para ver a su hija Agustina, eso sí, sin moverse de su querida Extremadura y con solo apretar el ratón del ordenador. Esta oportunidad de oro, que para María se convirtió el pasado jueves casi en un milagro, ha permitido a ambas a través de una prodigiosa videoconferencia mirarse a los ojos y verse las caras después de dos años sin poder hacerlo.

Con solo una conexión a internet, una webcam y un televisor de plasma grande madre e hija han podido mantener una entrañable conversación a lo largo de veinte minutos. Una charla que ha emocionado no solo a las principales protagonistas que representan dos generaciones, sino también a Manuela Mesa, directora del centro de mayores de Talaván y promotora de esta idea de la que en los próximos días se beneficiarán también como un servicio más los usuarios de los centros de mayores de Santiago del Campo e Hinojal.

"Para nuestros mayores mantener el contacto visual con las familias es mejor que cualquier tratamiento que pueda prescribir un médico", asegura esta responsable a la hora de explicar el motivo que le ha llevado a aplicar este proyecto novedoso convertido casi en la mejor medicina para usuarios.

De estreno

Esta nueva forma de comunicarse ha sido recibida con los brazos abiertos por los residentes del centro de mayores de Talaván, el primero en estrenar esta práctica, más aún teniendo en cuenta que muchos de ellos llevan varios años sin poder ver a sus hijos, ya que la mayoría trabajan y residen fuera de Extremadura y en algunos casos incluso en el extranjero. "Se nos ocurrió la idea de empezar a trabajar la vía del contacto, no solo telefónico, sino aplicando las nuevas tecnologías para conseguir un mayor acercamiento con los familiares que están fuera", apunta Mesa.

De hecho, hasta este momento los ancianos siempre han dependido del día y de la hora en el que sus familiares les han llamado por teléfono, mientras que ahora además de poder realizarse una comunicación visual, son los propios mayores en coordinación con el centro los que pueden contactar con mayor asiduidad con sus familiares.

Esto ya ha permitido que María, además de hablar y ver a su hija, haya podido contactar con sus biznietos que hacía cinco años que no veía. "¿Esto no será lo que le llaman el internet?" pregunta María. "Ha sido impresionante, increíble y algunos de los que hemos estado aquí hemos llorado", confiesa la directora del centro, que estuvo acompañada por el alcalde de Talaván, Víctor Arias.

Antonio, otro usuario, ha sido el siguiente en experimentar su particular milagro tras hablar y ver en directo a su hija Carmen, que reside en Suiza. La próxima semana Talaván viajará hasta Asturias donde reside el hijo de otro usuario. Las videoconferencias seguirán en los centros de Santiago del Campo e Hinojal.