Cientos de personas acompañaron ayer al Resucitado y a la Virgen de la Aurora en su encuentro en la plaza de España, con el que se despidió la Semana Santa en la capital pacense. Ambos pasos salían de la iglesia de San Agustín pasadas las 11.30 horas. El Cristo lo hizo acompañado por la banda de cornetas y tambores de la cofradía, mientras que la Virgen contó con el acompañamiento musical de la Banda Municipal de Música de Talavera la Real.

El paso de la Aurora lució los nuevos faroles de cola, con trece brazos. «No creo que los haya como estos en Extremadura», destacó el hermano mayor, Vicente Carrasco, quien explicó que eran obra de una orfebrería de Torralba de Calatrava (Ciudad Real). También estrenó el bordado de la bambalina frontal, confeccionado por José Manuel Expósito y que lleva el escudo del arzobispo, Celso Morga, que ha cedido su uso a la cofradía.

El Cristo llegó la plaza de España sobre las 13.30 horas y minutos antes de las dos de la tarde entró la Virgen, precedida por un grupo de mujeres vestidas con la mantilla blanca. De nuevo, este año, en la procesión han participado alumnos y profesores del colegio Sagrada Familia, algunos como costaleros y otros acompañando al paso de palio. El momento más especial, un año más, se vivió cuando a las puertas de la catedral, donde esperaba su deán. Julían García Franganillo, los costaleros acercaron ambos pasos hasta casi rozarse y se soltaron palomas.

Esta procesión cierra una Semana Santa en la que el buen tiempo se ha aliado con las cofradías pacenses para que todas pudieran salir a la calle sin estar pendientes del cielo y en la que, tras diez años, se ha podido celebrar de nuevo la Procesión Magna, en la que por primera vez 12 pasos han participado en un único desfile.