Los moteros están que se suben por las paredes. Dicen que la Dirección General de Tráfico (DGT) los criminaliza, que les hace responsables de unas muertes en carretera en las que ellos no son otra cosa más que víctimas, pero, por encima de todo, que nadie tiene en cuenta su propia seguridad, que los guardarraíles o quitamiedos --esas barreras metálicas en las vías-- son auténticas guillotinas para sus cuerpos indefensos. Así que ayer, en Madrid, frente al estadio Santiago Bernabéu, unos 10.000 integrantes de este colectivo --junto a sus 20.000 ruedas-- organizaron toda una exhibición de rabia y reivindicación tribal. Entre ruido de motores y heavy metal del antiguo, moteros de toda España gritaron basta. Después colapsaron buena parte del centro de la capital.

"Perdonad el ruido --dijo al comienzo del acto Javier Rodríguez, presidente de la asociación Lucha Motera y uno de los organizadores de la manifestación--, pero es que parece que el año pasado no nos oyeron. Este año sí nos van a oír". Rodríguez, él mismo herido por uno de esos quitamiedos tan letales para el colectivo, se refería a las distintas protestas que tuvieron lugar en España en el 2006, durante el otoño negro, llamado así por los moteros para denunciar el riesgo que suponen los guardarraíles.

Ahora las cosas son distintas. Para empezar, les han irritado especialmente las palabras del director de la DGT, Pere Navarro, quien calificó el aumento de las muertes de motoristas en los ocho primeros meses del 2007 --el 27% más que el año anterior-- de fenómeno "propio de un país rico". Respeto y seguridad , se titulaba el acto. El primer sustantivo era para Navarro.