Prácticamente todos los padres coinciden en afirmar que los primeros meses tras haber tenido un hijo son los más difíciles, especialmente por las diversas complicaciones que surgen a la hora de conseguir que el pequeñín concilie el sueño. Sin embargo, poniendo en práctica una serie de recomendaciones es posible conseguirlo en muy poco tiempo.

En primer lugar debe ser comprendido el hecho de que cada recién nacido es distinto en todos los sentidos. Así pues, muchas de las claves que serán sacadas a colación se basan en el ensayo y error, por lo que es probable que debas adaptar algunas de ellas hasta dar con la combinación adecuada. Tras hacerlo es de vital importancia disponer de un vigilabebés adecuado que te permitirá averiguar el momento exacto en el que el infante se ha despertado y requiere tu atención.

- La primera clave consiste en alimentar a la criatura de forma adecuada. Para tal fin es aconsejable acudir a un pediatra que te dé las indicaciones oportunas, aunque la leche materna acostumbra a ser ideal para los momentos previos a la conciliación del sueño. Antes de colocar al bebé en la cuna es fundamental que eche los gases, bastando para ello con unas suaves palmaditas en la zona de la espalda.

- Aunque pueda parecer poco trascendente lo cierto es que la ropa del infante incide directamente en su sensación de bienestar, especialmente si la misma le permite mover todas y cada una de sus extremidades sin demasiados impedimentos. Así pues, conviene cerciorarse de este aspecto para que el pequeñín esté a gusto y la indumentaria no suponga una barrera más para dormirse.

- Ciertos padres no son partidarios de acariciar a sus hijos, puesto que algunos reaccionan negativamente al producirse las típicas cosquillas en un momento en el que únicamente requieren descanso. Aun así, realizándolas en determinadas zonas en concreto, tales como la frente y la cabecita, se consigue sumir al chiquitín en un profundo estado de relajación.

- Muchas de las claves están destinadas a lograr básicamente que el bebé se relaje. Es el caso de aquella que se resume en hacer que su habitáculo presuma de un olor dulce que verdaderamente sea de su agrado. Los inciensos llegan a resultar de gran ayuda para este fin, existiendo modelos destinados exclusivamente a los recién nacidos cuyos olfatos reciben muy positivamente los olores calmando sus ánimos y adormeciéndoles paulatinamente.

- Antes ha sido comentado el factor ensayo y error. Uno de los mejores ejemplos es el de la siguiente recomendación que consiste en reproducir sonidos relajantes. No todos los bebés tienen las mismas preferencias, por lo que algunos de ellos desearán escuchar las olas del mar, mientras que otros preferirán oír a pajarillos cantando. En cualquier caso un reproductor multimedia bastará para activar el bucle sonoro en cuestión.

- Son innumerables los pequeñines que se deleitan con los sonidos que provienen de sus respectivos padres. Es por ello que a pesar del paso del tiempo las nanas clásicas siguen siendo una clave determinante a la hora de conseguir que un bebé concilie el sueño de manera rápida. El repertorio es amplísimo, debiendo probar con todas las existentes hasta encontrar aquella que esboce una sonrisa de placer auditivo en la cara de la criatura.

- Al mismo tiempo en que le cantas una nana o reproduces los sonidos que más le gustan es aconsejable llevar a cabo un suave balanceo independientemente de si mantienes sujeto con los brazos a tu vástago o se encuentra reposando encima de la cuna. Numerosos estudios han demostrado que dichos vaivenes provocan una relajación casi inmediata en los peques.

- En caso de que tu hijo tenga tendencia a mantener los ojos abiertos por muy cansado que esté la clave consiste en colocar un sonajero en la parte superior de la cuna. Actualmente existen modelos de todos los tipos para congeniar con los gustos de cada bebé, así que sean cuales sean sus preferencias encontrarás un conjunto que no pueda dejar de mirar y termine provocándole somnolencia.

- Es de gran relevancia que el nivel lumínico presente en la habitación no sea excesivo, aunque tampoco se recomienda una total oscuridad. Hallar el punto medio es la mejor opción, pero depende exclusivamente de las preferencias del pequeñín. Nuevamente el ensayo y error vuelve a ser fundamental para encontrar el grado óptimo.

- Finalmente es fundamental comprender que las diversas claves que han sido comentadas no serían demasiado útiles en caso de no poner en práctica la última de ellas, la cual hace referencia a los horarios de sueño. Tanto los pediatras como los psicólogos infantiles que estudian la mente de los más pequeños de la casa coinciden en indicar que los bebés necesitan dormir siempre a la misma hora, tratando de evitar cualquier tipo de alteración en este sentido para que la rutina de sueño se mantenga con el paso del tiempo.