De los 160.000 médicos en ejercicio, el 10 por ciento ha sufrido agresiones físicas y tres de cada cuatro amenazas verbales, informó hoy la Fundación CESM, adscrita a la Confederación Estatal de Sindicatos Médicos, mayoritaria en el sector. Ante la preocupación creciente por este problema, la Fundación ha presentado hoy un manual titulado "Agresiones a facultativos. Guía de prevención y actuación", al que tuvo acceso EFE, y que se distribuirá entre sus afiliados y simpatizantes.

La publicación persigue un doble objetivo, por un lado reflejar el estado de la cuestión y, por otro, servir de guía al médico a la hora de abordar estas situaciones. Lo primero que ponen de relieve sus autores es que la magnitud del problema no permite obviarlo pese a que hay una "casi total ausencia de registros". No obstante, alegan que los datos parciales que se conocen llaman "poderosamente" la atención. Por ejemplo, el servicio jurídico del Colegio de Médicos de Madrid estimaba el pasado mes de junio que cada cuatro días un médico de esta comunidad autónoma denuncia una agresión.

La Consejería de Andalucía ha cuantificado que durante el primer semestre de este año se produjeron 271 agresiones, cifra ésta que los sindicatos médicos andaluces consideran que "no es ni mucho menos la real". Por otra parte, se tiene constancia de que la violencia hacia los facultativos aumenta sustancialmente de año en año, así como que todavía son una minoría los profesionales que dan el paso de denunciar su caso.

Causas de las agresiones

Otra de las conclusiones del manual son que el perfil del agresor suele ser el de un varón joven, que los centros de trabajo más expuestos son los de las zonas urbanas marginales y que los ámbitos asistenciales con mayor riesgo son las urgencias hospitalarias, psiquiatría y atención primaria. En lo que atañe a las urgencias, donde se concentran alrededor del 45 por ciento de las agresiones, el detonante es la propia tensión que se respira en estos servicios, donde las actitudes violentas suelen provenir de familiares de pacientes.

En atención primaria, tienden a estar relacionadas con discrepancias del paciente sobre la prescripción o por presiones para conseguir bajas laborales no justificadas desde el punto de vista del profesional. Los autores de la obra recuerdan también que gran parte del trasfondo de esta cuestión tiene que ver con causas ajenas al médico, como son la masificación asistencial, que se traduce en retrasos en la atención, y el poco tiempo para establecer una "mínima relación afable" con el paciente.

A esto añaden el "nulo" esfuerzo que se hace desde la Administración para concienciar al ciudadano de que, en su relación con los profesionales sanitarios, no sólo tiene derechos sino también deberes. En la guía que la Fundación CESM ha puesto desde hoy a disposición de los médicos se aconseja el modo de proceder ante las agresiones y se anima a denunciar todos los casos con el fin de salvaguardar la dignidad del profesional, por un lado, y contribuir a evidenciar la dimensión real del problema, por otro. El Observatorio sobre Agresiones a Facultativos, creado por la Fundación CESM antes del verano, va en la línea de este objetivo.