Es el tercer año que Candi, como la conocen los vecinos, expone su "trofeo" hortícola en el escaparate de su marquetería, en Cáceres. Hace dos años no se imaginaba el progreso logrado, ya que su primera calabaza llegaba 'tan solo' a los 17 kilos. La dueña destaca con orgullo que este año ha conseguido doblar su tamaño: de los 45 kilos que pesó la de 2010 a los 108,8 kilos de la actual. El fruto ha sido cultivado en una huerta de la Sierra de San Pedro durante cinco meses y ha levantado la expectación de todos los viandantes y curiosos, quienes, lógicamente, se han preguntado al contemplarla con sus ojos si se trata de un ejemplar verdadero o una falsa copia de cartón piedra.

Candi revela que su truco consiste en elegir una buena semilla y protegerla de las heladas de mayo. Lo curioso es que la hortaliza ha sido cultivada en un terreno de secano, un lugar "poco propicio" para el crecimiento de verduras de grandes dimensiones, "ya que la radiación del sol endurece la piel de la calabaza retardando su crecimiento", explica con satisfacción Candi.

Las labores de desplazamiento de la calabaza desde la huerta a la tienda de marquetería, situada en la céntrica calle León Leal, no han sido sencillas y han requerido la colaboración de familiares y amigos, que han montado un auténtico dispositivo para su carga y transporte, así como de los vecinos de la zona, que ayer por la mañana la ayudaron a montarla en el escaparate debido a su gran tamaño.

La calabaza de Candi no solo servirá para el disfrute visual del púbico, ya que también cumplirá una función solidaria al servir de alimento en un comedor social cuando decida retirarla. "Es el mejor sitio donde pueden aprovecharla", confirma Candi, convencida de superarse el año que viene con una nueva calabaza.