No se sabe con precisión cuántos agujeros habían ya practicado en ese momento en el oleoducto. Lo único cierto es que una pequeña multitud se había aglomerado en el lugar para obtener su parte de crudo cuando se produjo la explosión. Los cuerpos de los que estaban más cerca de la tubería quedaron reducidos a cenizas; en total, casi 200 personas, la mayoría vecinos de Ilado Beach, un suburbio de Lagos (Nigeria), murieron víctimas del accidente, uno más en el largo historial de un país donde los beneficios del tráfico de petróleo compensan el riesgo de sabotear las instalaciones.

Cadáveres irreconocibles, petrificados por el calor, quedaron esparcidos por la playa donde tuvo lugar el accidente. Las láminas retorcidas de más de 500 bidones daban fe de las intenciones de los saqueadores. "Las personas muertas son sospechosas de robar en la instalación", declaró en el lugar de los hechos el jefe de la policía de Lagos, Emmanuel Adebayo. Los ladrones tuvieron que cavar en la arena para desenterrar el oleoducto antes de empezar a taladrar.

HAMBRE Y DESESPERACION No se conocen las causas precisas del accidente, pero las autoridades están casi seguras de que alguna chispa saltó mientras los asaltantes agujereaban la tubería. "Nadie puede ni podrá decir nunca lo que pasó", afirmaba un vecino. La explosión y el posterior incendio mataron a todos los que se encontraban en torno al oleoducto; al parecer, no se registró un solo herido. "En el origen de este accidente están el hambre y la avaricia. Si no tienes trabajo y estás hambriento, aprovechas cualquier cosa con tal de poder alimentar a tu familia. Cualquier persona que asume esta clase de riesgo está desesperado", declaró un portavoz del Gobierno nigeriano.

Los miembros del personal sanitario y de los servicios de socorro cavaron una enorme zanja en la playa y allí enterraron numerosos cadáveres. "Están construyendo una tumba colectiva", comentó el jefe de policía. La playa por donde pasa el oleoducto, propiedad de la empresa estatal de petróleos, está apartada varios cientos de metros de las casas de Ilado Beach, donde a finales del 2004 se produjo un accidente similar que causó 27 muertos. Es una de las muchas lenguas de arena que separan el océano Atlántico de la laguna que bordea la capital nigeriana.

La explosión de ayer produjo una densa columna de humo visible desde el centro de Lagos. Muy cerca de Ilado Beach se encuentra el puerto de Apapa, donde decenas de barcos petroleros fondean a diario para cargar el crudo nigeriano.

El país es el sexto productor mundial, el primero de Africa y el quinto suministrador de EEUU.