Nada menos que tres ministros, la máxima autoridad de la fiscalía en violencia contra la mujer y su homóloga en el Consejo General del Poder Judicial participaron ayer en la presentación de las 3.000 pulseras con GPS que controlarán los movimientos de los maltratadores más peligrosos. El Gobierno quería demostrar que aborda el problema de "una manera integral y conjunta", en palabras de la titular de Igualdad, Bibiana Aído.

La medida supone la posibilidad de extender una práctica que solo existía en la Comunidad de Madrid y que persigue una triple finalidad. Por un lado, "proteger mejor a la víctima", según destacó el ministro del Interior, Alfredo Pérez Rubalcaba. Por otro, que el agresor "se lo piense dos veces" antes de intentar acercarse a su expareja y, por último, "documentar" el incumplimiento de las órdenes de alejamiento. Para Aído, las pulseras no son "herramienta más", sino que tienen "un valor simbólico". "Queremos decirle al maltratador que 40 millones de ciudadanos le están vigilando".

El Ejecutivo se mostró confiado en que todas las comunidades autónomas se sumen a la iniciativa, pero fuentes del Govern precisaron que, aunque la Generalitat fue informada en diversas comisiones técnicas, por ahora "desconoce" cómo se aplicará el protocolo, lo que hace prever que la medida tardará en ponerse en marcha. Según el Gobierno central, las pulseras estarán disponibles a partir del 24 de julio. Además, se ha diseñado una red logística para que cualquier juez que lo solicite pueda disponer del dispositivo en 24 horas, el mismo tiempo en que la compañía que lo ha diseñado, Telefónica, se ha comprometido a resolver cualquier incidencia.

Los 3.000 dispositivos solo cubrirán el 10% de las órdenes de alejamiento. Un porcentaje "suficiente", según el Ejecutivo, para proteger a las víctimas que se enfrentan a un mayor riesgo. De todas formas, aclaró la titular de Igualdad, se ha calculado una estimación "inicial" y en el futuro "se estudiará" si es necesario utilizar más.

El agresor, además del brazalete, deberá llevar un dispositivo GPS, y la víctima, un aparato similar a un móvil que detecta el acercamiento de su expareja. Cuando este se aproxime a menos de 500 metros o intente manipular el dispositivo, el sistema enviará una alarma a un centro de control atendido por vigilantes privados.