Para ellos, las redes sociales eran la plataforma donde concertar el lugar, la hora, el precio y el servicio sexual que iban a ofrecer. La gravedad del caso es que quienes ofrecían esos servicios eran menores residentes en localidades del sur de Madrid que aceptaban tener relaciones sexuales con adultos a cambio de dinero y de regalos tales como portátiles de última generación y tabletas.

La Unidad Central Operativa de la Guardia Civil ha desmantelado esa red de prostitución en que, según informaron a este diario fuentes del instituto armado, desempeñaba un papel central un joven que acababa de cumplir la mayoría de edad. Según las pesquisas, se prostituía desde los 12 años y se encargaba de contactar y convencer, a partir de las redes sociales, a otros para que también se prostituyeran. Una vez los había reclutado, los ponía en contacto con los cinco adultos con los que él se prostituía. Por cada nuevo chico, los adultos pagaban a ese joven un dinero y le instaban a buscar a nuevos menores.

Todo se vino abajo cuando ese chico, que residía en un centro psicosocial de acogida, explicó a uno de los monitores de forma casual que llevaba años prostituyéndose.