La cuarta huelga de trabajadores ferroviarios franceses en lo que va de año afecta otra vez este martes y hasta las 08.00 horas de este miércoles al tráfico aéreo y de trenes internacionales que enlazan Cataluña y Francia, según ha informado Renfe en un comunicado. Se trata de la cuarta protesta de este tipo en el 2010, después de las realizadas en febrero, abril y junio.

Los servicios afectados por el paro serán el trenhotel entre Milán y Barcelona y el trenhotel entre Zurich y la capital catalana, que quedan suprimidos este martes, así como el servicio entre Barcelona y París. También se han cancelado hasta 30 vuelos en los aeropuertos catalanes con destino a Francia o con parte del trayecto realizado en aquel país.

En total, son 12 vuelos (seis salidas y seis llegadas) desde El Prat a París; dos desde Reus; y 16 desde Girona (ocho llegadas y ocho salidas). Algunos de ellos con destino a Irlanda, Alemania, Italia o Lituania.

TRENES INTERNACIONALES

El Talgo entre Lorca y Montpellier finaliza su recorrido en Portbou y los viajeros serán trasladados por carretera desde Figueres hasta su destino. Asimismo, también se ha anunciado la supresión del Talgo entre Barcelona y Montpellier, en ambos sentidos. El convoy que debía partir desde Montpellier en dirección a Cartagena empezará a circular desde Portbou, estación desde la que saldrán y a la que llegarán los servicios de media distancia de la línea Barcelona-Girona-Portbou-Cerbre. Esta circunstancia se prolongará también durante este miércoles.

Renfe, que ha recordado que es "totalmente ajena" a estas circunstancias, ha lamentado las molestias y se ha comprometido al reembolso del importe de los billetes de los afectados o el cambio de fechas de los mismos sin ningún coste adicional.

VUELOS ANULADOS

Los transportes estaban esta mañana muy afectados en Francia por la huelga contra la reforma del sistema de pensiones, en particular la circulación de trenes y las redes urbanas de un centenar de ciudades, pero también los aviones.

La Dirección General de la Aviación Civil (DGAC) había pedido a las compañías aéreas la supresión de la cuarta parte de los vuelos habitualmente programados en los dos aeropuertos de París, atendiendo a los controladores aéreos que se habían declarado en huelga. En los trenes, desde primera hora se cumplían las previsiones de la compañía estatal SNCF, lo que significaba que solo estaban en servicio dos de cada cinco trenes de alta velocidad (TGV), uno de cada cuatro del resto de convoyes de largo recorrido o la mitad de los regionales.

Los Eurostar que enlazan París con Londres eran los únicos que se mantenían normalmente, mientras en los Thalys que comunican París con Bélgica, Holanda y Alemania, se habían suspendido uno de cada cinco de los programados habitualmente, al igual que uno de cada diez de los Lyria que van de la capital francesa a Ginebra y Lausana (Suiza).

En la capital francesa, el sistema de transporte urbano estaba algo menos alterado de lo que se temía, con una circulación prácticamente normal en la mitad de las 14 líneas de metro.

200 KILÓMETROS DE RETENCIONES

Los problemas eran mucho más importantes en los trenes de cercanías, de forma que no había casi ningún convoy en el corredor del RER B, que atraviesa la ciudad de norte a sur y conecta con los dos aeropuertos. Las alteraciones en el transporte público tenían un impacto directo en el tráfico rodado, y así desde antes de las ocho hora local en las carreteras y autopistas de la región de París se contabilizaban 200 kilómetros de retenciones.

La convocatoria de huelga lanzada por los principales sindicatos del país, que cuenta con el apoyo de más del 60% de la población -según encuestas recientes-, pretende tumbar la reforma de las pensiones, cuyo debate parlamentario se inicia hoy.

Para el presidente francés, Nicolas Sarkozy, como él mismo ha dicho se trata la reforma más importante de su mandato y el punto principal es retrasar la edad mínima de jubilación de 60 a 62 años, con un aumento de 65 a 67 años para aspirar a una pensión completa. El verdadero reto para los sindicatos es conseguir en las alrededor de 200 manifestaciones organizadas por todo el país saquen a la calle a más de los dos millones de personas, que fue la cifra que dieron en la anterior huelga por las pensiones el pasado 24 de junio.