El tiempo pasa para todos, también para el grupo de música folk Acetre, que cumple 35 años. Los oliventinos celebrarán este aniversario con una gira conmemorativa de conciertos que se iniciará el próximo 21 de enero en el Gran Teatro de Cáceres y el día 22 en el teatro López de Ayala de Badajoz.

En estos conciertos, el público encontrará "un cóctel con algo del pasado, mucho del presente y un poco del futuro", según José Tomás Sousa, director y compositor de esta formación, que se ha renovado con la incorporación de la cantante Ana Jiménez y la violinista Clara Lorenzo tras la marcha de la vocalista Raquel Sandes y de Diana Vara.

Acetre aprovechará esta gira para dar a conocer algunos temas de su nuevo disco, el octavo, que estrenará la próxima primavera y para el que aún no hay un título decidido. "Será una sorpresa, está en la línea de Acetre pero con novedades, hemos creado un estilo más evolucionado dentro del folk, es un paso más", explicó.

De aquellos primeros años de Acetre, que creó un grupo de quinceañeros que se juntaban para interpretar temas de Pablo Guerrero y Víctor Jara, así como música folk, permanecen "el espíritu, la ilusión y el gusto por las cosas bien hechas", además de su afán por preservar y dar a conocer la música tradicional de Extremadura.

Para Sousa, la trayectoria del grupo ha sido "paralela a la historia de Extremadura, hemos crecido y evolucionado al mismo tiempo". Después de distintas etapas y cambios en la formación --por la que han pasado en este tiempo más de 50 músicos--, se ha convertido en uno de los grupos más veteranos y emblemáticos del panorama del folk de Extremadura y de de fuera de la región.

La creación y la renovación musical, basadas en las raíces tradicionales, han sido las claves de este grupo bicultural, que lo mismo interpreta perantones, pindongos, tonadas festivas o alboradas extremeñas, que verdegaios, fados o corridiños portugueses.

Su disco Canto de gamusinos , editado en 1999, supuso el comienzo de una etapa de transición en la que Acetre apostó por nuevas creaciones y estilos, dando como resultado "una música mágica", según su director. Su trabajo se reúne en siete discos, varias bandas sonoras para largometrajes y numerosos conciertos y premios.

En estos momentos es un grupo "muy feliz, que vive una etapa de madurez con gente joven que inyecta alegría, que no mira para atrás, solo para adelante. Queremos hacer cosas nuevas".

Estos nueve músicos siguen rescatando y recopilando canciones antiguas de Olivenza y de la zona fronteriza. Sousa reconoció que en el folk queda aún mucho por hacer, "hay grandes folcloristas que merecen un homenaje sonoro, como Bonifacio Gil, García Matos o Angela Capdevielle, que recuperaron canciones con muy pocos medios. También hay zonas que merecen más atención, como Las Hurdes, donde se ha investigado poco".