No ha servido de nada. Aumentar la altura de la valla que separa Melilla de Marruecos de 3 a 6 metros y enviar al Ejército para vigilarla no ha sido suficiente para frenar las avalanchas de inmigrantes subsaharianos sobre la ciudad española. En la madrugada de ayer, en un asalto sin precedentes por su violencia, 350 africanos lograron pasar a suelo español después de tumbar parte de la alambrada situada a la altura del Barrio Chino.

En el intento, el más masivo de los registrados hasta ahora, participaron 650 inmigrantes, que arrancaron las mallas de la verja y tumbaron algunos postes en dos tramos de 20 metros cada uno. Esta entrada dejó heridos a 135 inmigrantes, 5 guardias civiles y 2 soldados, y se produjo cuatro días después de que el pasado miércoles hubiera otros dos abordajes masivos en los que participaron 500 inmigrantes.

VIGILANCIA RELAJADA Las cada vez mayores medidas de seguridad que establece España en la valla y las continuas redadas a las que tienen que hacer frente los inmigrantes por parte de las fuerzas policiales marroquís hacen que los subsaharianos estén desesperados. Y esa parece la causa de que se disparara la violencia que emplearon los inmigrantes en su asalto.

Para el abordaje de ayer, los subsaharianos se armaron con piedras y palos con objeto de hacer frente a los pocos agentes del Instituto Armado y soldados que se encontraban custodiando esa zona. De hecho, la vigilancia en ese tramo se había relajado pues las autoridades pensaban que los inmigrantes no iban a intentar atravesar una zona con la valla de seis metros.

La avalancha sobre la doble valla de Melilla se produjo de forma sincronizada. El asalto comenzó a las 4.50 horas de la madrugada. Primero, los 650 subsaharianos saltaron la alambrada exterior, de tres metros, con ayuda de escalas hechas a mano.

Una vez en la zona que separa ambas alambradas, se pusieron a derribar la verja. Los inmigrantes se agarraron a la malla como si fueran ultras de un equipo de fútbol y la empujaron con todas sus fuerzas hacia atrás y hacia adelante hasta que el alambre cedió y se soltó de los postes.

El portavoz de la Delegación del Gobierno describió así el asalto: "Los inmigrantes han mostrado una virulencia desconocida hasta el momento, enfrentándose a las fuerzas del dispositivo, apedreando y, en otros casos, golpeando a los agentes con piedras".

El jefe del Estado Mayor de la Defensa, el general Félix Sanz, avanzó en Madrid que el Gobierno estudiará "un posible cambio" en la misión del Ejército en las vallas tras la avalancha de ayer, pero fuentes del Ejecutivo desmintieron más tarde cualquier modificación. Las mismas fuentes indicaron que la intención del presidente del Gobierno es presionar a Europa para que preste ayuda y a Marruecos para que cumpla sus promesas de control de fronteras.

Fuentes oficiales de Rabat aseguraron que sus fuerzas de seguridad detuvieron a 131 subsaharianos que participaron en el intento de entrada. Esas fuentes indicaron que Marruecos ha montado un dispositivo para hacer frente a estos asaltos en el que participan más de 1.300 miembros de las Fuerzas Auxiliares (policía antidisturbios) y de la Gendarmería Real.