El bullying , acoso severo o maltrato físico entre estudiantes que el caso Jokin ha puesto en primer plano, es un fenómeno que padecen sistemáticamente más del 4% de los alumnos españoles. A esta conclusión llegan estudios del Instituto de Evaluación y Asesoramiento Educativo (IDEA), el Defensor del Menor de la Comunidad de Madrid y el sindicato STES. Todos coinciden en que se debe detectar y abordar mejor este tipo de violencia que ejerce un grupo contra un compañero.

Las investigaciones han sacado a la luz que hasta un 30% de los escolares ha padecido ocasionalmente maltrato verbal, psicológico o social (aislamiento) como consecuencia de estas conductas agresivas. También apuntan que las principales manifestaciones del maltrato físico se producen fuera del aula y a la entrada y salida de los centros.

MATONISMO "El matonismo escolar afecta a pocas personas pero es muy grave. Está muy localizado en los primeros años de la ESO, cuando se pasa a un profesor por asignatura y pasa más desapercibido", asegura Roberto Rey, director del Centro de Innovación Educativa y miembro del Consejo Escolar del Estado. "El problema para el profesor es enterarse. Cuando se detectan agresiones se actúa inmediatamente", advierte Rey.

La presidenta de la Confederación Española de Padres de Alumnos (Concapa), Lola Abelló, discrepa: "Muchas veces los profesores miran hacia otro lado. Seguramente se les pide muchas cosas. Es necesaria la ayuda de monitores y educadores dedicados expresamente a vigilar conflictos y resolverlos. Y acabar con los estereotipos machistas".

Para Rodrigo García, especialista en violencia escolar del Defensor del Menor de Madrid, si hay conexión entre familia y escuela el problema se aborda mejor. "En estos casos rige cierta ley del silencio y, ante una denuncia, nos vemos obligados a actuar con la inspección", advierte.

La institución ha elaborado un protocolo para hacer frente a las quejas sobre convivencia educativa. En él resalta que la escuela sola no puede resolver el problema, pide que se organicen las clases de forma que el escolar esté el máximo tiempo con el mismo profesor y que el problema se trate en las aulas.

"Habría que preocuparse más por las pandillas", propone Luis Cifuentes, profesor del colegio Virgen de la Almudena de Madrid. Cree que casos como el de Jokin forman parte de una nueva violencia: "Ahora se ven peleas encarnizadas entre chicas. Hace años era impensable".