Una delegación integrada por 50 de los 79 obispos españoles en activo viajó ayer hasta la ciudad de Colonia, al norte de Alemania, para arropar a Joseph Ratzinger, de 78 años, en su primer viaje al extranjero desde que el pasado 19 de abril se convirtiera en el papa Benedicto XVI. Unos 400.000 jóvenes, de los que 35.000 son españoles, se calculan que participarán desde hoy en los actos de la Jornada Mundial de la Juventud a los, desde el jueves y hasta el domingo, se sumará el Papa.

La delegación episcopal española, de la forman parte cinco de los 11 prelados catalanes, está encabezada por el presidente de la Conferencia Episcopal y obispo de Bilbao, Ricardo Blázquez, y los cardenales Carlos Amigo y Antonio María Rouco. La diócesis de Madrid, que dirige este último, acude a la cita al completo, puesto que al purpurado le acompañan sus tres obispos auxiliares, lo que evidencia el entusiasmo con el que se han adherido al evento.

Los prelados españoles no sólo participarán en los grandes actos que presidirá Ratzinger, sino que algunos de ellos impartirán catequesis en diferentes ciudades alemanas. Así, por ejemplo, el arzobispo de Barcelona, Lluís Martínez Sistach, lo hará en Solingen y Bedburg, el de Tarragona, Jaume Pujol, en Brühl y Dusseldorf y José Angel Saiz, obispo de Tarrassa, en las ciudades de Engelskirchen y Brühl.

Los organizadores del encuentro creían ayer tenerlo todo a punto. David Díaz, un joven extremeño de Plasencia, que coordina a los voluntarios del centro de atención al peregrino, advertía que el evento no consiste en "una excursión para ver al Papa, sino de un encuentro de jóvenes católicos de todo el mundo que quieren manifestar su fe al que también asiste el Pontífice".

Centenares de obispos de todo el mundo se añadirán a la cita siguiendo el deseo de Juan Pablo II, que eligió la ciudad para celebrar la vigésima Jornada Mundial de la Juventud. El cardenal Joachim Meisner, arzobispo de Colonia, ha recordado estos días que el extinto Papa polaco le dijo que "una de las primeras jornadas mundiales del nuevo milenio debía celebrase en Colonia porque de Alemania habían venido, en el siglo pasado, graves catástrofes para la humanidad y era hermoso que ahora llegase un signo de esperanza".

CRITICAS No todo son parabienes. Los grupos críticos con la jerarquía consideran que el encuentro "niega toda oportunidad al diálogo", según Tobias Raschke, de la organización Somos Iglesia.