Hace casi dos décadas que dejó de funcionar la 7 Brigada de la Cruz Roja, una rama de la oenegé formada por voluntarios y voluntarias, cuya organización se asemejaba a la militar, y que dedicaban los fines de semana a atender cualquier tipo de emergencia de forma altruista en la ciudad y también en los pueblos de la provincia. Un grupo de voluntarias ha querido reencontrase con los antiguos compañeros tras este tiempo y han organizado una comida mañana en Badajoz. Esperan que, al menos, asistan una treintena de antiguos brigadistas.

Rosa Carmona formó parte durante siete años de esta brigada, pero aún hoy no tiene muy claros los motivos por los que desapareció. "Imagino que porque se reestructuraron las emergencias de otra manera", dice. Rosa estudiaba Enfermería cuando una profesora le habló de la brigada, solo necesitaba tener conocimientos en primeros auxilios y decidió probar. "Pero me enganché", recuerda esta exbrigadista que tenía el rango de alférez.

"La experiencia fue estupenda, porque era gente que se movía sin ningún interés por ayudar a la gente, nos lo pasábamos muy bien entre nosotros y además nos sentíamos muy bien con la labor que realizábamos porque suponía un esfuerzo", cuenta.

Los fines de semana los pasaban de guardia y lo mismo atendían accidentes en la carretera, que tenían servicios en una romería, la frontera de Caya, los toros o un partido de fútbol. Las mujeres primero hacían estas labores con un uniforme con falda, pero finalmente lograron "que nos pusieran una falda pantalón", explica Rosa.

Maribel Vera entró en la 7 Brigada de Cruz Roja cuando tenía poco más de 15 años y estuvo en ella otros tantos. También llegó a ser alférez y recuerda con cierta nostalgia que tuvo que dejar el grupo cuando nació su hija. Asegura que además de prestar servicio en las emergencias cuando requerían su servicio, los miembros de la brigada empeñaban sus horas en postular en busca de fondos y recursos para los damnificados en catástrofes de fuera y dentro de España.

"Desfilábamos en Semana Santa en las procesiones y el día de la patrona, el 8 de diciembre", rememora Maribel. Una de las anécdotas que recuerdan es que cuando llevaban los uniformes con graduación, los soldados que hacían el servicio militar debían saludarlas, "pero muchos se daban la vuelta al vernos, porque les sentaba fatal".

La idea del reencuentro surgió cuando una de las brigadistas más veteranas encontró las fichas con los nombres de los antiguos voluntarios. Tras una ardua labor de rastreo consiguieron localizar a gran parte de los compañeros --a otros ha sido imposible--. Ahora esperan que este reencuentro de la 7 Brigada de Cruz Roja no sea el último.