En julio de 1937, la revista Life convirtió la foto de un miliciano caído (aparentemente, la primera de un muerto en combate captada en ese mismo momento) en la imagen de referencia de la guerra civil para el público internacional. Con ella consagraba a Capa como el primer fotógrafo de guerra famoso, y en prototipo del corresponsal aventurero.

La foto ya fue cuestionada en 1975 (demasiados muertos en el mismo punto, demasiado artificiales) por Phillip Knightley. Tras difundirse la serie completa en exposiciones en Nueva York, Barcelona, investigaciones desde España la han diseccionado.

El profesor José María Susperregui publicó en junio del 2009 un libro que la ubicaba en torno a Espejo. Tanto este diario como el experto Carles Querol, a partir de su trabajo, identificaron el lugar preciso e informaron de ello en julio. El historiador Fernando Penco concluyó lo mismo.