El abogado Agustín Martínez Becerra, que defiende a tres de los cinco miembros de la manada acusados de la violación de una joven madrileña en San Fermín del 2016, aseguró ayer en su informe final que los siete vídeos de 96 segundos grabados por dos de los procesados eran una «película porno, no de ficción» y que las relaciones sexuales que mantuvieron los procesados con la chica fueron «consentidas y placenteras» para ella. Incluso, dijo que, aunque parece increíble por la edad de la denunciante, 18 años, esta pudo quizá hacer realidad una «fantasía sexual» teniendo relaciones íntimas en grupo. Otro defensor, Jesús Pérez, que representa al guardia civil investigado, afirmó que «San Fermín es una referencia mundial del turismo de desenfreno etílico y sexual». El juicio quedó visto para sentencia.

Martínez Becerra pretendió desacreditar la versión de la muchacha, resaltando sus contradicciones y hasta su forma de comportarse (cómo se sentaba en la silla en la vista, su afición a un reality con contenido sexual o las fotos que cuelga en su cuenta de Instagram), a la vez que cuestionó con dureza la instrucción de la causa, con la que según sus palabras, empezó «la caza de la manada». Sostuvo que a sus clientes se les había vilipendiado y «destrozado su imagen», no debiendo estar «ni un día más privados de libertad».

«IMBÉCILES Y PATANES» / «Mis representados no son modelo de nada, pueden ser verdaderos imbéciles, patanes, primarios, simples, infantiloides, pero son buenos hijos, muy unidos a su familia. Algunos trabajan y otros lo intentan», destacó Martínez Becerra.

El letrado criticó que las pruebas periciales, como los informes de los forenses y las psicológicas, estaban «viciadas y contaminadas» desde su inicio, al haber partido de que se había cometido una agresión sexual, cuando, a su entender, no había sido así. La fiscalía, sin embargo, cree que existió violación y reclamó para cada uno de los cinco acusados un total de 22 años y 10 meses de prisión. Las defensas exigieron la absolución.

El abogado denunció el juicio paralelo que ha rodeado este proceso, a pesar de que él mismo participó en programas de televisión y cada día hizo declaraciones. Y llegó a afirmar que el juicio contra sus clientes se había «llevado a la calle» e, incluso, a las instituciones públicas, con datos e informaciones «falsas» y «manipulaciones».

CRÍTICA A LA INVESTIGACIÓN / El letrado citó como el ejemplo de la crispación contra los procesados los muñecos con sus caras que aparecieron el pasado viernes colgados de un puente en Pamplona. Por ello, recalcó su confianza en la imparcialidad del tribunal.

Al comenzar su informe, Martínez Becerra atacó la investigación del juzgado, tildando de «kafkiana» la instrucción del proceso, que nació, según sus palabras, «con una breve» y «escueta» denuncia. Incidió en que las pesquisas habían ido encaminadas a buscar la existencia de la agresión sexual, «obviando» cualquier otra observación.

«Se parte de la culpabilidad para llegar a la conclusión de que no podía ser de otra manera», sostuvo el letrado. «Empezó a dibujarse un perfil criminal, como si fueran de los criminales más peligrosos, de cinco sevillanos, un guardia civil, un gordito tatuado...», añadió el letrado.

El abogado desmenuzó la declaración de la víctima denunciante en el juicio y las supuestas contradicciones con otras anteriores. Afirmó, en este sentido, que en la vista la chica dijo que durante el acto sexual tuvo los ojos cerrados y que podía ser que los procesados «pudieran entender que sí o que no» respecto a su consentimiento. Sin embargo, el mismo defensor admitió que la joven explicó que entró en el portal del edificio confiada, pensando que iban a fumarse un porro.

El letrado incidió en que la joven no fue intimidada y que «no exteriorizó» en ningún momento y de «forma clara» su negativa a mantener sexo, ni se resistió. En su opinión, la muchacha participó activamente en lo que pudo ser un «juego sexual». «No dice la verdad, miente», subrayó. Para él, en los vídeos grabados por los procesados, no se observaba rechazo por parte de la joven. «Todo lo realizó de forma voluntaria», enfatizó el letrado.

ESTRÉS POSTRAUMÁTICO / Además, el defensor explicó que la víctima recurrió en su declaración en el juicio a términos usados por la policía foral en sus informes, refiriéndose a «sometimiento», «ojos cerrados» y «shock», desacreditando otra vez la versión de la denunciante, que, según el abogado, pudo sufrir estrés postraumático por una «experiencia sexual no satisfactoria».

El abogado también descalificó el análisis realizado por la policía de los vídeos y aludió a que su informe era «una pura especulación subjetiva» y que la muchacha estaba «proactiva». Los otros abogados defensores, Jesús Pérez y Juan Canales, siguieron el mismo guión en sus intervenciones, dudando de la joven.