Cada primavera, el regreso de las grullas simboliza el inicio del buen tiempo en Suecia. Por esta razón, muchos suecos se reúnen para observar y celebrar la vuelta de esta apreciada especie. A partir de este ejemplo, los miembros de la Asociación para la Defensa de la Naturaleza y los Recursos de Extremadura (Adenex) decidieron organizar el Día de las Grullas en la región, que ayer llegó a su 16 edición. "Estas aves ofrecen un espectáculo magnífico y la comunidad extremeña presenta las condiciones idóneas para presenciarlo", proclama Jesús Valiente, coordinador general de Adenex.

Para compartir esa experiencia, la organización ecologista citó ayer a todos los interesados en cuatro áreas de invernada de las grullas en Extremadura. Su objetivo: "contemplar los espectaculares pasos en vuelo desde las zonas de alimentación hasta los dormideros comunales", con el asesoramiento de varios ornitólogos de la propia asociación, que ilustraron a los asistentes con cuestiones sobre la migración y la invernada de las grullas, así como sobre la problemática que afecta a esta especie (persecuciones de los agricultores, caza ilegal, choques contra los tendidos eléctricos...) y el desarrollo del Proyecto Grulla , dirigido a conservar el hábitat invernal de esta especie.

Y es que se calcula que en torno a 70.000 grullas emigran cada invierno a Extremadura, siendo las dehesas extremeñas su destino favorito. No en vano su hábitat natural es el encinar, de donde obtienen su alimento preferido, las bellotas. Así, las grullas abandonan cada mañana los dormideros para alimentarse en las dehesas, desde donde se desplazan a zonas abiertas con charcas o bordes de arroyos para beber, reposar y cuidar su plumaje. Tras esa pausa, regresan de nuevo a los comederos para ´acumular fuerzas´ antes de volver a sus nidos con la puesta de sol.

También es conocida su llamativa ceremonia nupcial, una danza consistente en una serie de saltos muy vistosos. Además, una vez que se emparejan, se vuelven inseparables y su relación suele durar muchos años o incluso toda la vida. Otras de sus señas de identidad son sus largos vuelos en bandadas y sus característicos graznidos, que pueden escucharse a dos kilómetros.

Para observarlas, Adenex escogió cuatro puntos situados entre sus comederos y zonas de descanso habituales: el Puerto Mejoral (Benquerencia de la Serena), los embalses de Borbollón (Santibáñez el Alto) y Valdecañas (Peraleda de la Mata) y el parque de Moheda Alta (Navalvillar de Pela). Son algunos de los escenarios desde los que se puede asistir a ese "espectáculo digno de ver" en el que, junto a otros muchos amantes de la naturaleza y la ornitología, participaba ayer Valiente. Lo mejor es que sesiones como esas cuatro, aparte de ser gratuitas, se repiten todos los días en Extremadura hasta la primavera. Y ni siquiera hace falta reservar.