La foca de Groenlandia estuvo al borde del colapso hace dos décadas, pero las campañas conservacionistas frenaron las capturas de forma drástica y hoy se calcula una población cercana a los siete millones de ejemplares.

Se caza con profusión en Canadá, Rusia y Noruega. Los gobiernos aducen que un ejemplar consume unos tres kilos diarios de pescado, entre arenques, bacalaos y otros de interés comercial.

La caza de focas da trabajo en Canadá a 12.000 personas. Por una semana, los cazadores pueden embolsarse unos 50.000 euros. Con la piel se elaboran abrigos y otras prendas de vestir.