La absolución de un hombre que ayudó a morir a su esposa, enferma terminal, ha vuelto a reavivar el debate sobre la eutanasia en el Reino Unido. Margaret Blackburn, de 62 años, había sido desahuciada, enferma de un cáncer de estómago incurable que le producía terribles dolores.

Su situación empezó a deteriorarse en otoño y, cansada de sufrir, cuando le quedaban semanas de vida, la enferma trazó un plan: pidió al marido, Brian Blackburn, policía ya jubilado, que la matara cortándole las venas. Luego él se suicidaría, ya que no podía vivir sin ella. El expolicía ejecutó el plan. Después de asegurarse de que su mujer había fallecido, intentó matarse utilizando el mismo método, pero la sangre se coaguló y entonces optó por llamar a la policía y entregarse. Blackburn fue acusado de homicidio, pero a pesar de declararse culpable, ayer fue absuelto en el tribunal de Old Bailey, en Londres.

El juez decidió que lo ocurrido había sido un acto de clemencia en circunstancias excepcionales. "No voy a mandarle a la cárcel, porque entiendo que la relación que tenía con ella era de amor", señaló el juez Richard Hawkins.