Sus recuerdos son tan antiguos que parece que a Miluda Zian la ha dejado allí una máquina del tiempo. Porque esta mujer, una frágil figura que envuelve unos huesos de cristal, es historia pura. Ella, que ha vivido bajo el reinado de seis monarcas alauís, ha conocido tres siglos, ha resistido al paso de los años y hoy habla de una Casablanca sin luz eléctrica y sin coches y de unas monedas que están en desuso desde principios de la centuria pasada.

Las autoridades desconocían el prodigio de Miluda hasta hace un mes, cuando un agente del censo visitó la sencilla buhardilla en la que vive, en el barrio de Derb Sultán de Casablanca. Para saber su edad, le preguntó sobre el rey que gobernó el país en su infancia y, por su respuesta, descubrió que tenía ante sí a la mujer más vieja de Marruecos y, quizá, del mundo.

El agente se quedó helado cuando Miluda le respondió: "Cuando el sultán Mulay Hassan I murió yo tenía 14 años". El asunto es que este sultán falleció en 1894, por lo que, de ser cierto el testimonio de Miluda, esta mujer habría nacido en 1880, y ahora tendría 124 años.

La vivacidad y el buen humor hace que existen dudas sobre la edad de la mujer y nadie se atreve a anunciar que en Marruecos vive la persona más vieja del mundo. Pero la seguridad con que relata la lista de sultanes que ha conocido refuerza su versión. "Mulay Hasán I, Mulay Abdelaziz, Mulay Yusef, Mohamed V, Hassan II y Mohamed VI", dice y, si se le pregunta por su preferido, no duda: "El mejor fue Mohamed V, porque ayudaba a la gente".

Miluda recuerda cómo era Casablanca a finales del XIX. "No había luz eléctrica ni coches. En las calles los únicos vehículos que se veían eran carros", relata.

Una juventud de lujo

Hay un detalle que sustenta más que ningún otro la posibilidad de que la mujer tenga esa edad. Afirma que usó la rubaia hassania, una moneda acuñada por Mulay Hassan I que se usó a finales del XIX.

Miluda ha tenido una vida agitada. Hija de un comerciante, vivió una juventud de lujo y despreocupación, pero la desgracia de no haber tenido descendencia la condujo a una vejez de miseria y necesidad. Se casó tres veces, la última cuando tenía 76 años. Su primera boda fue a los 20 años con un rico curtidor. De ese matrimonio nació una niña que murió a los pocos días. Miluda ya nunca tuvo descendencia y vio cómo los hijos de la otra esposa de su marido la expulsaron de casa cuando éste murió. El lugar donde ahora vive es de su propiedad.