El Ministerio de Sanidad y Consumo firmó ayer un acuerdo con los principales diseñadores y fabricantes de ropa españoles --El Corte Inglés, Zara (Inditex), Cortefiel y Mango, entre otros-- para unificar las tallas de las prendas de acuerdo con un canon de belleza saludable, alejado de la extrema delgadez y ajustado a la morfología real de las españolas. El Gobierno pretende poner fin a errores y problemas de compra entre los consumidores, mejorar la autoestima de las mujeres y luchar contra contra la anorexia y otros trastornos alimentarios.

El compromiso, firmado por más del 80% de la industria, hará que una talla, por ejemplo la 42, mida siempre lo mismo con independencia de cual sea su fabricante, y una 46 dejará de estar considerada talla especial. En la actualidad, no hay ningún criterio ni español ni europeo para unificar las tallas. No obstante, el proceso de adaptación de las nuevas medidas se prolongará hasta el 2009 para que el cambio no perjudique en exceso a la industria de la moda.

Estudio antropométrico

La primera medida del acuerdo prevé la realización a lo largo de este año un estudio antropométrico en el que se medirán las hechuras de 8.500 mujeres de entre 12 y 70 años, elegidas de forma aleatoria en el padrón, para conocer cuáles son las medidas corporales más frecuentes entre la población femenina y las tallas más habituales.

Los resultados del estudio estarán listos a principios del 2008. Sobre ellos, técnicos de la comisión de seguimiento del acuerdo diseñarán las tallas prototipo homologadas, y en los 18 meses siguientes, los fabricantes las sacarán al mercado.

El proceso de medición se realizará mediante cabinas dotadas con equipos de captura de imagen en tres dimensiones, en 60 localidades de toda España. A principios de febrero se iniciará la fase piloto en la sede del Instituto Nacional de Consumo (Madrid), Tarancón (Cuenca) y Quartell (Valencia).

El compromiso "de largo alcance" (cuatro años de vigencia inicial) protegerá además los derechos comerciales de las usuarias y evitará los equívocos que provoca la enorme dispersión de tallas y medidas. Ahora, cada fabricante y cada marca hace de su capa un sayo.

Una vez vigente el acuerdo, una falda de la talla 40 deberá medir los centímetros pactados de cintura y de cadera, con un margen de variación limitado. A ello se unirá un etiquetado con información homogénea sobre la talla y las medidas corporales a las que responde cada prenda, quizá con iconos o figuras humanas, para que el comprador pueda compararlas.

Con las tallas, las maniquís de escaparate también se adaptarán antes de cinco años a las medidas más coherentes con el físico de las mujeres españolas, ya que estas modelos proyectan desde los expositores de las tiendas una imagen de delgadez que está presente de forma permanente en la retina de todos, según Sanidad. "Imagen y salud van de la mano", comentó la titular, Elena Salgado.

Maniquíes más reales

Los fabricantes aceptan en el acuerdo sustituir las barbies de hechuras imposibles --pechos y caderas generosos y cinturas de avispa-- que lucen las prendas en los escaparates por maniquíes más reales de una 38 como mínimo.

Según Salgado, el acuerdo no comporta coste económico para los firmantes "ni perjudicará la competitividad del negocio ni la exportación". Tampoco se resentirá la creatividad, a juicio de Modesto Lomba, presidente de la Asociación de Creadores de Moda. "Se puede ser tan creativo con una talla 38 como con una 58", comentó Lomba.