El pleno del Congreso aprobó ayer la supresión de los arrestos de fin de semana, una de las penas estrellas del nuevo Código Penal, de 1995, por ser "ineficaz", según sus detractores. La reforma, que afecta a 166 artículos de la norma, sustituye la pena por la de localización permanente, de nueva creación, entre otras. La aprobación definitiva está pendiente del Senado.

Con el voto en contra del PSOE, del Grupo Mixto, la abstención del PNV y el apoyo de CiU y el PP y Coalición Canaria, el pleno rechazó las enmiendas a la reforma, que incorpora nuevos delitos como la sustracción de teléfonos móviles, el maltrato de animales domésticos, contra la protección de la propiedad intelectual y violencia en el deporte. Además, se amplía el ámbito de protección en los delitos relativos a la pornografía infantil, narcotráfico, acoso sexual, blanqueo de capital o falsificación de moneda.

Margarita Uría, portavoz del PNV, aseguró que la tramitación parlamentaria de este proyecto se ha llevado a cabo de espaldas a su partido. Por el contrario, Manuel Silva, de CiU, expresó su satisfacción por la incorporación de la mayoría de las enmiendas que habían presentado, en particular las referidas a la violencia doméstica. Silva matizó que quedan "importantes asignaturas pendientes" que confió se incorporen a la ley en el trámite del Senado.

Los portavoces socialistas Javier Barrero y Julio Villarrubia criticaron tanto la forma del proyecto, que calificaron de "antidemocrática" como el fondo de la reforma, por lo que expresaron su "rechazo y reproche" a la misma.

Según el PSOE, la supresión de la pena de arresto de fin de semana y su sustitución por penas cortas privativas de libertad tendrá "consecuencias absurdas", ya que impedirá el cumplimiento de las prestaciones económicas en divorcios y separaciones. Para el PSOE, el proyecto diseña "un derecho penal más represivo".