Los dos acusados de quemar viva a una indigente en un cajero automático el 16 de diciembre del 2005 en el barrio de Sant Gervasi pidieron ayer perdón a la familia de la fallecida, Rosario Endrinal, aprovechando su derecho a la última palabra, a la vez que solicitaron un "trato justo" al tribunal tras repetir que nunca quisieron matar a la víctima.

El juicio celebrado en la Audiencia de Barcelona contra los jóvenes Oriol Plana y Ricard Pinilla, que se enfrentan a una petición de 28 años de cárcel, quedó visto para sentencia. Eso sí, ante las palabras de los dos procesados, el presidente del tribunal les explicó que el objetivo de un juicio "no es tanto buscar la verdad material, sino una explicación de la realidad".

Plana y Pinilla escucharon con cara seria y, en algún momento, cabizbajos, cómo el fiscal y las acusaciones particulares y popular --el ayuntamiento-- insistieron en que se pusieron de acuerdo para asesinarla y que usaron un medio "lento y doloroso". El fiscal reiteró que la menor la roció, y la acusación particular, en nombre de la familia de la víctima, destacó la actitud "cobarde" de los imputados y recordó que habían vejado antes a otro indigente.