El catálogo de horrores cometidos por el fundador de la oenegé catalana Global Infantil, Gil Lossada, en el centro de acogida que dirigía cerca de Adís Abeba (Etiopía) es más amplio que lo desvelado en la primera denuncia. Un informe adicional entregado a Fernando Grande-Marlaska por uno de los denunciantes relata cómo llevó a una chica de 16 años a intentar suicidarse bebiendo un vaso de lejía y cómo dejó morir a seis bebés por presunta negligencia al negarles cuidados. El juez de la Audiencia Nacional le impidió salir de España a principios de mayo tras examinar la documentación y tomarle declaración.

La ampliación de la denuncia es fruto de una visita realizada en marzo a Adís Abeba por el cooperante Tomás Jové y el abogado de la acusación, Sebastià Salellas, que concluyó con un extenso informe apoyado por numerosos testimonios. Uno de los relatos más horripilantes que contiene es el de una extrabajadora del centro que confesó que, entre el 2005 y el 2006, vio morir a seis bebés "por presunta negligencia del señor Lossada", a quien se acusa de hacerse pasar por médico sin serlo.

El supuesto doctor no permitió que "se les proporcionaran los cuidados que necesitaban" o se les llevara al hospital antes de que fuera ya tarde. La mayoría murieron deshidratados por diarreas y vómitos que Lossada se había comprometido a solucionar "sin mayor problema". Uno de sus remedios terapéuticos preferidos era "obligar a los niños a ingerir sus vómitos".

LA VENGANZA Tras la denuncia, implantó un régimen de terror destinado a mantener su buen nombre. Tenía divididos a los niños del centro en dos bandos: los que "se dejan manipular" y los que "tiene marginados porque sospecha que han pasado información" a los exsocios y cooperantes que le denunciaron.

A los chicos buenos les prohibía tener contacto con los marginados bajo la amenaza de pasar a ser considerados "traidores". De hecho, tras hablar con la mala Getenesh, Etsubdinke, una chica de 16 años, "empezó a ser insultada, humillada y castigada" por Lossada, que le prohibió salir del centro y visitar a su familia. La adolescente No pudo soportar la presión y se bebió un vaso de lejía para acabar con su vida, pero "afortunadamente vomitó". Lossada no la llevó al hospital ni permitió que la viera la doctora del centro. Solo se preocupó de que los demás niños mantuvieran la boca cerrada ante lo que habían visto.

Finalmente, los autores del informe aseguran que un testigo les contó que Lossada "alardeaba" de no tener problemas con la policía "porque les sobornaba periódicamente".