Trece años después de recibir el premio Príncipe de Asturias gracias a su vacuna contra la malaria, el colombiano Manuel Elkin Patarroyo ha bajado otro peldaño en el lento pero sostenido proceso de desdoro que ha vivido desde entonces. A la relativa ineficacia de la vacuna y los problemas de financiación que ha padecido en los últimos años se suma ahora una acusación grave: la de traficar con monos desde la sede del Instituto de Inmunología de Colombia (FIDIC) que dirige en Leticia (sur del país).

Un artículo publicado esta semana de la revista colombiana Cambio explica la situación. La Corporación para el Desarrollo Sostenible del Sur de la Amazonia, Corpoamazonia, ha recibido varias denuncias sobre "actuaciones irregulares" que apuntan a que el científico promueve el tráfico de monos desde las selvas de Brasil y Perú.