´SOLDADOS DE SALAMINA´

DIRECTOR: David Trueba. INTERPRETES: Ariadna Gil, Joaquín Dalmau. SALAS: Cáceres, Plasencia, Badajoz.

Las siempre conflictivas relaciones entre literatura y cine tienen un nuevo motivo de debate en la adaptación fílmica de la novela del extremeño Javier Cercas Soldados de Salamina .

Si uno hace el ejercicio de comparación es fácil concluir que la novela es superior a la película, pero esta es más imparcial en su mirada histórica.

Allí donde Cercas bordeaba literariamente el maniqueísmo ideológico, David Trueba aporta una mirada menos comprometida. Y en esa falta de compromiso gana el espectador: su visión de la guerra civil es inédita en el cine español y sólo por ello la película es valiente. Trueba no utiliza la cámara como un instrumento ideológico, como ha ocurrido con casi toda la filmografía que ha abordado ese periodo histórico, en este caso referido al episodio del fusilamiento de uno de los fundadores de la Falange, Rafael Sánchez Mazas, su huida posterior y encuentro con tres republicanos.

Pero en el traslado de la novela al cine, de su trama y sus personajes y hasta de su aire sentimental, la película pierde en coherencia: falta un mayor énfasis en la explicación del pozo depresivo en el que se hunde Ariadna Gil, no acaba de encajar el humor a pie de tierra del personaje de Conchi, y ni siquiera la mezcla de ficción y realidad tan conseguida en la novela encuentra aquí buen asiento.

Sin embargo, en su tramo final Soldados de Salamina alcanza una altura de la que carecía hasta ese momento. Jordi Dalmau, en su fugaz aparición en un asilo de ancianos, dibuja con rara perfección el personaje de Miralles y le aporta, esta vez sí, la misma emoción que se desprende de él en la lectura de la novela de Cercas.