La Universidad Popular Pelayo Moreno de Calamonte ha puesto en práctica una novedosa actividad que fomenta al mismo tiempo los vínculos familiares entre las madres y sus bebés con la sana práctica de ejercicio físico. La idea parte de la monitora de aerobic, gimnasia de mantenimiento y danza de dicha universidad. Isabel Acosta ha dado clases en esta institución los últimos 19 años, pero nunca hasta ahora a unos alumnos que tienen entre tres y dieciocho meses, y que además vienen acompañados por sus madres, a veces sus padres, e incluso sus abuelos.

"Son ejercicios muy ´light´, que los puede hacer cualquiera", afirma. Las clases, que se celebran a las seis de la tarde los martes y jueves, han comenzado esta semana. Se trata de dos clases semanales de 45 minutos de duración. Este año solo tiene un curso, al que acuden 15 madres con sus retoños, pero para el año próximo ya se verá, porque tiene una lista de espera para candidatos que quieren participar y se han quedado fuera.

La idea le surgió cuando ella misma fue madre. Tiene una hija y una pareja de gemelos. "Soy madre de familia numerosa", comenta antes de suspirar porque recuerda que los mejores momentos de su vida, a pesar de que llegaba "destrozada" de trabajar, los ha pasado jugando con ellos. Ahora ha diseñado toda una tabla de más de 70 ejercicios en los que las madres juegan y se divierten con sus pequeños, realizando suaves movimientos para no acarrear ningún peligro de caídas o encontronazos que pudieran derivar en un disgusto. Otro aspecto que se tiene muy en cuenta es el cuidado de la espalda de las madres. "Enseñamos a las madres a coger a sus bebes sin que se lastimen".

Al ritmo de una música para bebés, con las sintonías de clásicos de Queen, los Beatles, Madonna o Elton John, los pequeños confeccionan su propia sinfonía a base de risas. "No hay nada más bonito que la sonrisa de un bebé", comenta Isabel, que se siente totalmente satisfecha con una experiencia con la que asegura, hace felices a sus madres y a sus pequeños. Con el Baby gym los padres pueden trabajar su cuerpo y estimulan y crean lazos de unión con sus hijos por medio del ejercicio físico y el juego.

La actividad además gusta entre las madres porque pueden acudir al gimnasio sin necesidad de preocuparse con quién dejar a su pequeño durante la hora de clase. Además, se fomenta la amistad entre compañeras con hijos de la misma edad, con unas relaciones que, seguramente, tendrán continuidad en el tiempo.

Para el próximo curso ya se esperan cambios. Se va a bajar la edad de participación de los pequeños, de 18 a 12 meses, porque según la monitora, cuando los pequeños comienzan a caminar, se distraen con más finalidad y buscan pelotas y otros juguetes que hay en la sala.