A partir del lunes, los pasajeros que embarquen en un avión en cualquier ciudad europea sufrirán fuertes restricciones para embarcar productos líquidos, como agua, geles o cremas. En los equipajes de mano solo se podrán llevar botes pequeños. Estos tendrán que ir metidos en una bolsita de plástico transparente con autocierre como las que se utilizan para congelar alimentos. La medida no afectará a las maletas que se facturan, donde el pasajero podrá meter todos los líquidos que quiera y como quiera.

La normativa --aprobada como precaución contra posibles ataques terroristas-- atañe a toda la Unión Europea. Se aplicará en todos los vuelos, tanto nacionales como internacionales, que salgan de cualquier aeropuerto de los 25 países miembros más Noruega, Islandia y Suiza.

A la hora de preparar el equipaje de mano, los pasajeros deberán disponer de una bolsa de plástico transparente (de 20 centímetros por 20 centímetros aproximadamente). Lo mejor es que los usuarios preparen la bolsa en casa, pero el organismo que gestiona los aeropuertos (Aeropuertos Españoles y Navegación Aérea, AENA) ya ha distribuido entre las terminales seis millones para aquellos que se despisten.

UNA SOLA BOLSA En esas bolsas, los pasajeros introducirán productos líquidos --gel, colonia, dentífrico, vaselina y desodorante-- en botes no superiores a los 100 mililitros. Cada persona podrá llevar una única bolsa de plástico, que se enseñará en los controles de seguridad y que se pasará por el escáner de rayos X. Más tarde, el usuario podrá meter la bolsa en su equipaje de mano. No será necesario añadir a la bolsa de plástico ni los medicamentos líquidos ni la comida para bebés. Eso sí, ambos productos se mostrarán a los agentes de seguridad, que podrán reclamar la receta o el certificado de autenticidad.

Lo mismo sucederá con los alimentos líquidos que determinados pasajeros necesiten consumir durante el vuelo por razones médicas. En los tres casos, lo más recomendable es llevar la receta.

La medida también afecta a los productos que los usuarios pueden comprar en las tiendas del aeropuerto. Una vez pasados los controles de seguridad, los pasajeros pueden adquirir botes --no importa el tamaño-- de agua, gel, crema o cualquier otra sustancia líquida. Sin embargo, el vendedor meterá el producto en una bolsa sellada a prueba de manipulaciones y el usuario deberá guardar el ticket de la compra para demostrar que ha sido adquirido ese mismo día y a esa hora.La bolsa sellada solo se podrá abrir dentro del avión y no en el aeropuerto. Aunque hay una excepción. Si el pasajero tiene un vuelo de conexión (por ejemplo, Madrid-París-Londres), el sello solo se podrá desprecintar en el destino final.

La normativa también afecta, aunque de una manera más discreta, a los abrigos de los pasajeros y los ordenadores.

Antes de entrar en el arco de seguridad, el pasajero deberá desprenderse de su chaqueta o abrigo y pasarlo por el escáner junto a su equipaje de mano. Los ordenadores y otros artículos electrónicos de gran tamaño se sacarán del equipaje de mano y se controlaran por separado.