La cumbre del clima de Barcelona tuvo que celebrar ayer una reunión plenaria de urgencia para evitar que los representantes africanos se volvieran a casa de forma precipitada y se consumara el mayor de los fracasos. Finalmente, el plenario aceptó la creación de varias mesas negociadoras para hablar de los dos asuntos realmente trascendentales: primero, qué financiación deben aportar los países industrializados para que los países en desarrollo puedan mitigar los efectos del cambio climático, y segundo, qué nivel de emisiones de dióxido de carbono (CO2) tendría que alcanzarse en el 2020.

Los países africanos, cansados de palabras vacías, lanzaron un órdago y les salió bastante bien: o había una oferta o se iban a casa. Es lógico que se quejen, dijo Hugh Cole, de la organización Oxfam: "Será tan negativo un acuerdo malo como una falta de acuerdo. Ambas opciones amenazan la vida y la vivienda de millones de personas". Más escéptica se mostró Teresa Ribera, secretaria de Estado de Cambio Climático, quien consideró que la actitud africana era "bienintencionada", pero corría el riesgo de retrasar aún más las negociaciones.

ESFUERZO INUTIL El sudanés Lumumba Stanislaus lamentó la actitud de algunos países que, según dijo, han venido a Barcelona con la intención de fiarlo todo a la cumbre de Copenhague, en diciembre. "¿Qué estamos haciendo aquí? Estamos gastando mucho dinero y esfuerzo para nada", denunció ante los medios de comunicación. "Los países industrializados deben poner cifras sobre la mesa", añadió Grace Akumu, de Kenia.

Los 53 países de la Unión Africana, a los cuales se han unido Bolivia, Venezuela y otros países en desarrollo, esperan que los países ricos limiten sus emisiones de CO2 en un 40% en el 2020 con respecto a los niveles que había en 1990. Hasta ahora, los anuncios suponen una media del 15% en el mejor de los casos. La UE ofrece un 20% (aumentable al 30%), Japón llega al 25% y aún están muy por debajo EEUU, Canadá y Australia.

MAS SUSTANCIA El grupo de expertos de la ONU en cambio climático sostiene que sería necesario un retroceso de entre el 25% y 40% hasta el 2020, pero los representantes africanos --al igual que los ecologistas-- se aferran a la banda más alta de las previsiones.

En declaraciones a la agencia Efe, Alicia Montalvo, directora de la oficina española de cambio climático, reconoció que la de ayer fue una jornada especialmente agitada "porque el grupo africano se sentía impaciente al ver que esto no avanzaba en la dirección correcta". "Nosotros estamos de acuerdo en hablar de sustancia, y cuanto más, mejor", concluyó Montalvo.