Como en el chiste, Sara Fernández, empleada de un bar de Carballo (A Coruña), recibió una buena y una mala noticia el sábado pasado. La buena es que su décimo de la lotería del número 6.381 había sido agraciado con los 300.000 euros que corresponden al Gordo. La mala es que lo perdió ese mismo día en el bar donde multitud de gentes celebraban que la localidad hubiera sido afortunada con 15 series del Gordo. O peor aún, como ella misma sospecha, se lo robaron. En Nochebuena denunció lo sucedido a la policía. Sara se dio dos días de tiempo antes de ir a la policía. En esas más de 48 horas se estrujó las meninges para obligarse a recordar si, por alguna extraña razón, había guardado el boleto en cualquier otro sitio. Rendida a la evidencia, denunció los hechos.