Asar castañas es una tradición y en Plasencia es habitual que sus vecinos se vayan al campo el 1 de noviembre para celebrar los llamados calbotes . Pero asar castañas es también un oficio que hoy día se ha perdido y es muy difícil ver a algún castañero en plena calle ofreciendo los tradicionales cucuruchos o conos de castañas asadas.

Eso es lo que hace en Plasencia desde hace dos años Elio Cruz, un portugués que ejercía de contratista en el país vecino y que ha terminado manteniendo vivo el oficio en la capital del Jerte. No hay placentino que no le conozca porque monta su particular asador en plena puerta del Sol. Según explica, lo hace desde octubre y hasta finales de enero y para ello, deja aparcada la que es su profesión durante el resto del año: albañil.

Elio cuenta que "la gente en Plasencia compra muchas castañas asadas, sobre todo por la tarde. En un día puedo vender veinte o treinta kilos", una cantidad que asciende a 2.000 kilos si suma la venta de los cuatro meses en que ejerce de castañero .

No tiene problemas en dejar de trabajar como albañil --lo hace por cuenta propia-- porque afirma que con la venta de castañas gana en un mes más dinero que como albañil.

Reconoce que cuando trabajaba en Portugal nunca pensó que acabaría vendiendo castañas en Plasencia, pero el amor y un oficio familiar lo han hecho posible. El amor porque, según explica, viajó de Portugal a Plasencia "porque conocí a una placentina y me casé con ella. Llevamos ya diez años viviendo en Moraleja y tenemos dos hijos, una pareja".

Un hermano que vive en Portugal fue la otra persona que le indujo a mantener el oficio de castañero en España. "Mi hermano hace castañas en Lisboa y me dijo un día que por qué no hacía yo lo mismo aquí". Así lo hizo y para asar castañas utiliza un asador portugués que consta de un horno en la parte inferior y un asador en la superior.

"Para asar las castañas utiliza carbón de encina y de coca, yo compro las castañas y aquí se asan en diez minutos", explica.

Reconoce que tomó la decisión de asar castañas en la calle "por probar" y por la crisis en la construcción y ahora está muy contento de haber tomado esa decisión. Los resultados han sido tan buenos que no duda de que el próximo año volverá a su lugar en la puerta del Sol.

Además, destaca que no solo se dedica a vender, sino que también ha viajado para mostrar a los más pequeños cómo se asan las castañas en su asador. "Me han invitado a algún colegio para festejar el día de la castaña. El año pasado estuve en Montehermoso", recuerda. Le gustó la experiencia, también porque sus hijos "están muy contentos y les gusta que me dedique a esto". Por eso se ofrece para el próximo año porque no duda de que seguirá "manteniendo el oficio".