La presencia del alcohol en los accidentes de tráfico mortales parece haber entrado en la senda de la moderación en los últimos años. Según los datos facilitados ayer por el director general de Tráfico, Pere Navarro, el porcentaje de conductores fallecidos que presentaban alcohol en sangre ha pasado del 37,3% registrado en el 2003 al 30,4% correspondiente al año pasado, lo que supone un descenso de casi siete puntos.

Navarro esgrimió esta mejoría y las últimas estadísticas sobre controles de alcoholemia para sostener que las machaconas campañas de la Dirección General de Tráfico contra el consumo irresponsable "van calando" en la gente. No obstante, matizó que "todavía sigue habiendo" un 30% de muertes en las que la bebida aparece como un factor importante del accidente, por lo que no hay que bajar la guardia.