Al mediodía, las calles de Alconchel se quedaron ayer desiertas. Sus vecinos acompañaban a la familia de Marcelino Calaco, el guardia civil muerto con otros cuatro agentes atropellados por un camión en un control de carretera en Madrid. El párroco de la iglesia de los Remedios, Antonio Landajo, esperó el féretro, que llegó a hombros de compañeros y familiares, cubierto con una bandera de España.

Un millar de personas llenaron la iglesia y otras permanecieron fuera en un ambiente de respeto por Ana, la viuda, y sus cuatro hijos, que caminaban rotos por el dolor. Un responso, el himno La muerte no tiene final , y el cortejo entró en la iglesia, la misma donde el párroco casó a Marcelino y Ana. Landajo concelebró la misa con el vicario general, Francisco Maya, en nombre del arzobispo, que estaba en Madrid.

Ambos se dirigieron a los asistentes "rotos y doloridos por la muerte de Marcelino y sus compañeros". Maya destacó la labor de "un cuerpo que ejerce un servicio en defensa de la paz y la seguridad para que podamos disfrutar de los derechos cívicos, exponiendo sus vidas".

Asistieron también el subdelegado del Gobierno en Badajoz, Inocencio Ramos --la delegada esperó con la familia la llegada del féretro y estuvo con ellos hasta la madrugada--; los jefes de Zona de la Guardia Civil Jaime Alejandro Maldonado, en nombre del director general, y Guzmán Sebastián y de la Comandancia, Basilio Sánchez Rufo.

Ramos lamentó la muerte de Marcelino "justo en el momento que esperaba jubilarse y disfrutar de su familia. Por muchas precauciones que se toman, a veces la vida pende de un hilo, sobre todo cuando se trabaja para proteger a los demás", dijo. Sánchez también expresó el dolor por esta muerte "en un accidente tan tonto, justo cuando recogían los utensilios de un control rutinario".

También acudieron compañeros de Marcelino desde Jaén y Huelva, como Albino Gómez, que compartió con él 20 años, "desde la academia", y que confirmó la noticia llamando al puesto de Buitrago", o Luis García, con el que estuvo "nueve años juntos".

A la salida del féretro, que portaban agentes de Buitrago y de la zona de Alconchel, sonó el himno de la Guardia Civil. Luego el cortejo se dirigió al cementerio y un pelotón de honor le despidió con una salva de disparos.