El flamante director Pedro Almodóvar aterrizó ayer en el aeropuerto de Barajas (Madrid) con los huesos molidos y el Oscar al mejor guión en la bolsa de mano. "Vengo machacado y no he dormido nada. Estoy que no puedo ni hablar", se quejó el autor de Hable con ella , que todavía no había digerido la borrachera de éxito por el galardón obtenido cuando tomó un vuelo procedente de Los Angeles que hacía escala en Filadelfia. En total, 14 horas de viaje, a las que hay que añadir las nueve de diferencia horaria con la costa de California. O sea, un jet lag capaz dejar KO a cualquiera.

Así que el director manchego, acompañado por los actores Leonor Watling y Javier Cámara, se escurrió muy amablemente de todos los periodistas que le aguardaban en el aeródromo madrileño. "Dejadnos respirar. Me gustaría que nos dejarais llegar a casa", dijo un exhausto Almodóvar, que emplazó a la prensa a someterle a un tercer grado en la conferencia de prensa que celebrará mañana. "Entonces podremos hablar de lo que queráis", afirmó.

De lo que no consiguió librarse el director de Todo sobre mi madre fue de un espontáneo recibimiento que se le brindó al más puro estilo estrella de rock. Los vítores y aplausos llegaron de las personas que esperaban a otros pasajeros en la sala de llegadas de vuelos internacionales del aeropuerto de Barajas.