TEtl alcalde Saponi y servidor tenemos una cosa en común: ambos mimamos a nuestras suegras. Yo envío a la mía a los colchones coreanos de la calle Badajoz para que se relaje y él le ha regalado a la suya una almohada Manosanta para que duerma... como una santa. Los colchones coreanos son el último descubrimiento de las damas doloridas, que entre Reyes Huertas y Ronda del Carmen se dejan querer por unas chinitas muy amables: las tienden sobre unos colchones y a base de traqueteos y masajes las dejan como nuevas sin pedir ni un euro a cambio. Lo de las almohadas Manosanta tiene más ciencia. Se trata de unos almohadones de polvo de corcho que fabrica en Cilleros Emilio Pina. Don Emilio es un paisano espabiladísimo que ha tomado el relevo de Cirilo el del Ciripolen . Aunque hay una sutil diferencia: mientras el mejunje hurdano servía más bien para revolverse en la cama, la almohada de Cilleros es para todo lo contrario: estarse quietecito y dormir como un bendito.

Don Emilio visitó la otra tarde a Saponi y le hizo entrega de dos almohadas de polvo de corcho. El alcalde las recibió con agradecimiento y confesó a don Emilio que le iba a regalar una a su suegra. Dirán ustedes que una almohada de corcho más que un regalo es un sabotaje, pero se equivocan porque ya los curanderos asiáticos, que eran muy listos, dormían con almohadas de cáscara de trigo sarraceno, que debe de ser muy parecido al polvo de corcho. Estoy por pedirle a Saponi la almohada que le sobra y experimentar con mi suegra, a ver si se duerme.