En la iglesia de San José, fruto de las reuniones con el párroco Angel Sánchez, surgió la idea de crear una asociación de amas de casa en Plasencia. Nueve mujeres formaron la primera directiva un 14 de septiembre de 1989 "con mucha ilusión, pero también con mucho miedo porque no teníamos nada". Hoy, son casi 2.100 socias --también hay socios-- y pueden enorgullecerse de ser el colectivo más numeroso de la capital del Jerte.

20 años han pasado desde esos primeros momentos difíciles --"al empezar pensábamos que ni íbamos a poder empezar"-- cuenta Josefina Alkázar, actual presidenta de la asociación y fundadora también del colectivo. Fina, como se la conoce, y Mari Carmen Acero son las únicas de la directiva actual que formaron parte de aquella primera junta directiva. Hoy les acompañan Chelo, Paloma, Guadalupe, Chelo Ballesteros e Isabel.

Todas mantienen la misma filosofía con la que se fundó el colectivo: "Hacer algo por la mujer placentina", explica Fina. Porque pese a que los tiempos han cambiado y a que predomina la mujer trabajadora, para Fina "amas de casa somos todas y la que trabaja es ama de casa por partida doble porque tiene que atender su casa y también su trabajo". Dado también que en algunos hogares el hombre colabora en las tareas de casa, las puertas del colectivo están abiertas a los hombres y hay varios asociados.

Pero los cambios han hecho también que se apunte poca gente joven por falta de tiempo. "Nos gustaría tener a mujeres de treinta y tantos, pero son trabajadoras y tienen hijos pequeños a los que no pueden dejar solos, aún así, muchas tienen ilusión y preguntan y hay muchas apuntadas a cursos de natación, taichí, gimnasia y otros".

Actualmente, la media de edad de las asociadas va de los 45 a los 70 años, e incluso hay una de más de 90, Fuensanta, que "ha dicho que no quiere que la borremos de la asociación hasta que se muera", explica Fina.

Tal es la fidelidad de algunas socias hacia este colectivo que tuvo su primera sede oficial en la tienda de Novias Boutique, gracias al apoyo de sus propietarios. Entonces, Fina cuenta que las primeras socias fueron familiares y amigos de las mismas fundadoras. Pusieron 1.000 pesetas cada una de la directiva y aportaron sus ideas porque Fina insiste en que "queríamos hacer algo por la mujer placentina, teníamos ganas de trabajar y servir a los demás porque aquí ayudamos y nos ayudan".

Entonces fueron la librería Plumier, Novias Boutique y otros y hoy muchos continúan colaborando con el colectivo, que organiza cursos, viajes culturales y charlas de todo tipo. Actualmente, colaboran con los donantes de sangre y con la fundación Procodeli, a favor de niños de Perú. Su próxima iniciativa: un homenaje a los abuelos.