Proteger a las maltratadas es mucho más que aprobar leyes. Así de contundentes se manifestaron ayer los representantes de la sección española de Amnistía Internacional (AI) tras presentar el demoledor informe Más allá del papel , en el que se constata que las víctimas de agresiones sufren "hasta 20 obstáculos" institucionales cuando intentan rehacer su vida. En el texto hacen algunas recomendaciones, una de ellas es que cada vez que haya una muerta se investigue qué es lo que ha fallado.

Además de criticar algún incumplimiento de la ley contra la violencia sexista --aprobada en diciembre del 2004--, el informe demuestra el abandono que sufren las maltratadas. El panorama que dibuja AI es desolador: faltan médicos especializados, policías diligentes y jueces sensibles. Y eso es sólo el principio.

Poca diligencia médicay nula información

Nadia (un nombre ficticio, como todos los incluidos en el informe) acudió en siete ocasiones al hospital tras recibir palizas de su marido, con quien llevaba casada 11 años. La mujer, de nacionalidad marroquí, siempre decía a los médicos que las heridas procedían de accidentes domésticos. ¿Por qué? Porque su marido siempre estaba con ella en los reconocimientos médicos. Sólo en una ocasión, una doctora la atendió a solas y le preguntó si recibía malos tratos. "Nadia dijo que sí, pero, aunque parezca mentira, confesó que no lo había denunciado porque no tenía ni idea de cómo hacerlo. No tenía ninguna información al respecto", explicó la responsable de mujer de AI, María Naredo.

No hay viviendas para las toxicómanas

Carmen sufrió palizas a manos de su compañero durante siete años. En el 2004 rompió la relación y se marchó con su hijo, de dos años. Cuando llamó a las puertas de los servicio sociales, no las encontró abiertas. Su problema fue ser extoxicómana, portadora del virus del sida y haber estado presa hace 10 años.

El informe constata que en los casos de mujeres como Carmen, así como las sin papeles, las casas de acogida ponen "todo tipo de obstáculos" y derivan a las víctimas a albergues para indigentes o centros para extranjeros, en contra de lo que dice la ley. Y no es el único problema. Si una maltratada tiene un hijo varón mayor de 14, éste no puede ingresar con ella en la casa de acogida.

Faltan agentes paravigilar a los agresores

Lourdes, de 41 años, estuvo casada 19 años, un tiempo durante el que soportó palizas a manos de su marido. En el 2001 decidió separarse y se fue con sus padres. Durante el juicio, ella consiguió una orden de alejamiento durante cinco años, pero el agresor la incumple de forma sistemática. Además, al carecer de antecedentes, el agresor no entró en la cárcel ya que sólo fue condenado a 14 meses de prisión.

El informe de AI se sirve del ejemplo de Lourdes para demostrar "la escasa vigilancia" de las órdenes de alejamiento. De hecho, de las 72 mujeres que fueron asesinadas por sus compañeros o ex el año pasado, 10 tenían una orden de protección o de alejamiento. La responsable de mujer de la ONG también criticó que las órdenes de protección judicial se deniegan más o menos en el 25% de los casos. Sin embargo, el dato, dependiendo de cómo se mire, puede ser positivo porque el Poder Judicial afirma que ese porcentaje es la garantía que permite confiar en la credibilidad del sistema.

"Estoy aquí, estoy viva y lo estoy contando"

Alicia Narciso, fundadora de la asociación Miriadas (666.50.02.25), ofreció ayer su estremecedor testimonio para dejar claro que las maltratadas siguen sin ser una prioridad para las autoridades. "Siempre tenemos falta de credibilidad. Por eso, constantemente tienes que demostrar que eres una víctima, sobre todo si no encajas en el perfil de mujer mayor, inculta y cargada de hijos", se lamentó. "Cuando declaras ante el juez lo tienes que hacer delante de tu agresor. Eso te provoca una miedo atroz y entonces lo único que puedes hacer es balbucear", dijo.

Narciso se quejó del poco castigo que sufren los agresores: "Cuando escuchas que a él le imponen una multa de tres euros al día, tú caes en la cuenta de que tu vida vale tres euros". Y concluyó: "Cuántos obstáculos tenemos, ¿eh? Pero yo estoy aquí, estoy viva y lo estoy contando". Acto seguido, se dirigió a los periodistas y les dijo: "Hay muchas mujeres que no pueden hacer algo tan sencillo como salir a tomar un café. Es algo que ustedes hacen a diario porque ustedes no van siempre mirando detrás; ustedes no saben qué es el miedo".