Había descubierto que él también empezaba a padecer Alzheimer, y decidió quitarle la vida para evitar que quedara desatendida. Juan José Hernández, de 80 años, apuñalaba el pasado domingo a su mujer, de 82 años, ciega y postrada en cama por una grave enfermedad, aprovechando que su hijo no estaba en casa. "Después intenté suicidarme para estar con ella, pero me faltaron las fuerzas", explicó a la policía, antes de ingresar en el módulo psiquiátrico de Sevilla-2.

Los hechos se produjeron de madrugada en la barriada sevillana de Villegas, donde el matrimonio residía desde hace seis años tras mudarse de un edificio sin ascensor. Su hijo Angel, de 40 años, que vivía con ellos para cuidarlos, llegó a casa y halló a Juan José con un cuchillo de cocina en la mano y a su madre en medio de un charco de sangre en la cama. Mientras llegaba la policía, el padre le confesó que "creía" haber matado a la mujer mientras dormía.

Tras dormir en el calabozo, declaró ayer ante el juez de Violencia de Género y confesó que había matado a su mujer para evitarle más sufrimiento (padecía Alzheimer y estaba postrada en cama tras un infarto cerebral) y porque llevaba varios días sin atención, lo que desmintió su hijo.

La situación se había complicado en los últimos meses al agravarse el estado del hombre, por lo que su hijo había inscrito a sus padres en un sistema de atención de los servicios sociales para que contactaran a menudo con el matrimonio y comprobaran su estado. De hecho, la noche antes Angel avisó al 112 porque la situación se había hecho insostenible y él "no aguantaba más llevándolo todo sólo".